AS (Galicia)

Marta Robles “El fútbol enseña mucho del comportami­ento de los seres humanos”

- G. POSE / A. MÉRIDA LA ENTREVISTA

CAFÉ, COPA Y FÚTBOL Marta Robles asalta la novela negra con una trama inquietant­e que hará las delicias del género. Luce impecable en Las Estaciones de Juan donde habla de fútbol y libros con un dominio excelente, forjado en horas de trabajo y una feroz disciplina.

A través del fútbol, ¿se puede conocer a una persona? —El escritor Albert Camus que, como usted sabe, jugó al fútbol en Argel, dijo que todo lo que sabía de la moral y las obligacion­es de los hombres se lo debía al fútbol. Y es verdad que el fútbol enseña mucho del comportami­ento del ser humano. Puedes conocer a un hombre por su manera de actuar en el campo o en la grada. Más allá de la pasión, hay un punto de señorío y elegancia que algunas personas suelen perder en el transcurso de un partido. Y eso para mí es definitivo.

—¿El fútbol es una necesidad, es el opio de la sociedad? —Eso es un tópico. El fútbol es una vía de escape muy saludable. Es fundamenta­l que los bajos instintos se canalicen a través de una pasión que además conlleva muchos valores. El fútbol además es necesario para una sociedad que necesita tener otras cosas al margen de la vida gris en la que todo es lineal. En el fútbol hay emoción, pasión y reproduce la vida. —Hubo un tiempo en que el fútbol era cosa de hombres y ahora la mujer se ha incorporad­o con fuerza. ¿Ha sido casi una obligación para no tener que soportar al marido? —Las mujeres nos hemos ido incorporan­do a todo. Antes no teníamos acceso a casi a nada y ahora tenemos acceso a casi a todo. Si me da la gana emocionarm­e en el fútbol lo mismo que usted, voy y me emociono un poco más. Antes los papeles estaban repartidos. Ahora yo me voy al fútbol y ya veré si te llamo luego. Lo cual me parece estupendo.

—¿Hay en el fútbol la asignatura pendiente de que alguien salga del armario? —Desde luego. Pero también tengo que decirle que lo ideal sería que a nadie le hiciera falta tener que hablar de sus tendencias sexuales, porque es una cosa que pertenece al ámbito de lo privado. Sin embargo el fútbol es tan importante, llega a tanta gente y genera tantas emociones, que sería una buena manera de romper tabúes y que se normalizar­a más aún el hecho de que cada persona puede tener la tendencia sexual que le dé la gana y que eso sea problema suyo. Es como si el mundo del fútbol no estuviera todavía preparado para aceptar la homosexual­idad y por eso los futbolista­s no quieren decir nada. Fíjense que cada vez que se apunta a un futbolista como posible homosexual, de inmediato aparece en las fotos con dos novias, una a cada lado. —También hay un estereotip­o de ‘mujer de futbolista’.

—A mí eso me inquieta. Que haya un tipo de mujer que por el hecho de ser novia o mujer de futbolista esté condenada a ser modelo o guapísima de la muerte, pasa y no me gusta. Aunque afortunada­mente siempre hay excepcione­s, parece que las mujeres de los futbolista­s deben estar un paso por detrás de sus maridos para no robarles protagonis­mo.

—¿Es usted más de Cristiano, de Messi o de Simeone? —Soy una futbolera defectuosa porque soy incapaz de ser anti nada. Soy del Real Madrid, pero Cristiano no es mi futbolista preferido porque no me gusta mucho su puesta en escena. Creo que es un grandísimo jugador, pero no me interesa su comportami­ento tan arrogante y esos desplantes que hace. Messi me parece también un excelente futbolista, pero casi parece un osito al que hubiera que cuidar. Sin embargo, el Cholo Simeone tiene mucha gracia, porque le echa narices y es un tipo muy entregado. Me tiene que gustar.

—¿Recuerda algún futbolista que le haya llamado especialme­nte la atención? —Recuerdo una entrevista con Jorge Valdano muy divertida. Es un tipo con muchísima cultura. También entrevisté a Míchel en su día y me pareció encantador. Me sorprendió Raúl González Blanco, un deportista con una sencillez en la distancia corta que realmente te gana. No todo tiene que ser la alta intelectua­lidad, hay cosas más allá que también impresiona­n.

—¿Qué le parece Zidane? —De entrada guapísimo. Pero fíjese que cuando no le conocía y Zidane estaba recién llegado como jugador al Madrid, un día fui a la ciudad deportiva para hacer un reportaje y el único con el que me dio la sensación de que se podía hablar de verdad, porque además tenía unas formas especiales, era Zidane. Me llamó la atención. —¿Alguno le tiró los tejos? —Nunca me he relacionad­o con futbolista­s.

—¿Qué es lo que menos le gusta del fútbol?

—Hay personajes que me gustan poco, aunque no quiero meterles el dedo en el ojo porque ya bastante cera me dieron por criticar en su día a Mourinho. Siempre hay personajes molestos por un gesto o por una manera de comportars­e. Me gusta la emoción y la pasión del fútbol, pero me parece que hay actitudes que sobran.

—¿Por qué es tan difícil novelar el fútbol?

—La sociedad está cada vez más ‘futbolizad­a’ porque cada vez prima más la emoción sobre la razón. Me parece que el fútbol es un escenario muy oportuno para una novela, porque hay de todo y todo tipo de tramas. Me lo voy a pensar y a lo mejor un día me pongo. En un partido de fútbol cabe entera una novela negra.

—Acaba usted precisamen­te de estrenarse en este género. —Lo de la novela negra estaba latente en mí desde pequeña. Entonces mis redaccione­s eran muy sangrienta­s y llamaban la atención en el colegio. El caso es que de cría me encantaban los relatos de Poe. Luego a lo

Cristiano

Es un buen jugador, pero no me gusta su puesta en escena arrogante”

Simeone Tiene mucha gracia porque le echa narices y es un tipo muy entregado”

Homosexual­idad Es como si el mundo del fútbol no estuviera preparado para aceptarla”

largo de mi vida profesiona­l he escrito de todo y ha llegado el momento de tratar este género. Me gusta, además la novela negra es un elemento perfecto para denunciar muchos aspectos de la sociedad. —¿Y de dónde surge el argumento de ‘A menos de 5 centímetro­s’? —Del aroma de un perfume de Chanel. Sí, se lo aseguro. Tras ese aroma, vi a la protagonis­ta de mi novela y a partir de ahí vi con claridad la trama. Estas cosas pasan. Siempre digo que las historias tienen que encontrar a los escritores y no al revés. Me parece muy difícil ponerse a ver qué escribo. —Y a partir de ese encuentro, creó una estructura muy compleja. —Es muy importante que el escritor sea consecuent­e, que sea coherente a lo largo de toda la historia y que no defraude al lector. Que este sienta que no le están engañando en ningún momento, que sepa por dónde va la trama y que él sea partícipe de ella desde el principio al fin. Yo hice una estructura muy sólida, de novela negra muy estricta y a partir de ahí pasa lo que pasa, que hay personajes que van creciendo de una manera casi independie­nte. —¿Escriben los hombres mejor novela negra que las mujeres?

—No hay literatura de hombres y mujeres sino buena o mala. Durante muchos años ha habido menos mujeres que se han atrevido a lanzarse, por una cuestión de pudor y porque exige ser más crudo y cierta comprensió­n de la masculinid­ad. Yo creo que ha habido cierto desinterés por parte de las mujeres. Reconozco que a mí me gusta sobre todo el retrato psicológic­o de los personajes más que la propia resolución del enigma. —En su novela hay tramas duras y tórridas escenas sexuales, ¿hay que haberlas vivido para escribirla­s? —Supongo que si fuera virgen me costaría mucho trabajo describir las escenas sexuales. Pero le aclaro que si cada cosa sobre la que escribo la hubiera probado antes, estaría fatal. Hay escenas salvajes de guerra que, afortunada­mente, no las he vivido aunque sí he realizado un trabajo de documentac­ión intensivo. No necesito vivir todo lo que cuento. —¿Cuántas horas escribe?

—Para sacar algo de provecho de mis teclas tengo que estar sentada escribiend­o al menos cinco horas. Para mí es fundamenta­l. Creo que para todos. Todas las actividade­s creativas demuestran que, al final, no se

puede ser sublime sin interrupci­ón y los trabajos no son lineales. Soy una persona muy disciplina­da y cuando estoy escribiend­o un libro le robo horas al sueño y le aseguro que mis horarios, con mis hijos, colaboraci­ones, etc, no se los puede usted imaginar. Lamentable­mente hoy es muy complicado vivir solo de la literatura. —Uno de sus protagonis­tas, el detective Tony Roures, recuerda al Carvahlo de Vázquez Montalbán. —Me gusta que me diga eso. Sepa usted que Roures significa Roble y Roble se traduce por Carvalho. Así pues es un pequeño homenaje a Manolo Vázquez Montalbán que fue, por cierto, pionero a la hora de relacionar fútbol y novela negra con su obra: ‘El delantero centro fue asesinado al atardecer’. —Robaron 30.000 euros en la Gala de los Goya. Es un buen argumento de novela negra. —Podría serlo desde luego. Aunque a mí más me parece un robo cinematogr­áfico digno de un Oscar o un Goya. —¿Tiene un libro la clase política española?

—Yo le aseguro que no tendría el más mínimo interés en hacerlo. Nuestros políticos han escrito su propia novela negra en la que hay de todo: corrupción, intrigas, desafíos, traiciones. Nos han desgastado mucho a la ciudadanía y han hecho que pensemos que, realmente, son políticos de segunda velocidad que lo que dicen no nos impacta y lo que es peor, que digan lo que digan van a hacer lo que a ellos les dé la gana. Los políticos de hoy pueden estar mejor preparados que los de antes, pero no tienen credibilid­ad y tampoco carisma. —¿Y el fenómeno Podemos?

—En su momento parecían estrellas pero con el paso de los años se ha demostrado que tampoco tenían carisma. Y estos lo tenían más fácil porque suponían una novedad y representa­ban mayor cercanía con el pueblo. Hay poco interés por nuestros políticos en general, porque nos tienen hartos y aburridos. —¿La inquietud que produce Trump es un globo que se pinchará o un asunto preocupant­e? —Ojalá fuera un globo pero no lo creo. Por desgracia es uno de los pocos políticos que cumple lo que ha dicho en campaña y todo lo que dijo fue deplorable. No está legitimado para gobernar porque en EE UU hay una democracia y él no es un demócrata. Tiene un carácter dictatoria­l brutal.

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