El Oiartzun, un milagro en la pujante Liga Iberdrola
Representa a un pueblo guipuzcoano de 10.000 habitantes
EI Oiartzun representa a la localidad más pequeña de la máxima categoría del fútbol español. Con apenas 10.000 habitantes, este pueblo guipuzcoano, a 12 kilómetros de San Sebastián, presume de tener un equipo femenino, que fue pionero, y que hace dos temporadas regresó a la máxima categoría. Tras encadenar un empate y dos victorias, el equipo ha abandonado el descenso.
Koldo Fernández, su presidente, recuerda que el Oiartzun en los primeros años del fútbol femenino conquistó una liga (1991) y dos Copas (1987 y 1988). “Aquello fue un milagro y ahora recuperamos el milagro”, sentencia Fernández, que presume de presidir un club con 17 equipos, seis femeninos. También presume de tener las cuentas al día, pese a contar con uno de los presupuestos más bajos, 200.000 euros: “Aunque la entrada de Iberdrola se ha notado, tenemos que hacer muchos números. Nuestros ingresos vienen, además de la publicidad, de la taquilla, de los sorteos y de la subvención de la Diputación”.
Otra de sus peculiaridades es que no tiene extranjeras. “Es casualidad porque nos llamaron varios agentes ofreciéndonos jugadoras de fuera”, explica Fernández. Todas son vascas, excepto Carolina González, que es gallega. Se fijaron en ella cuando jugaron el playoff de ascenso, hace dos temporadas, ante El Olivo, su exequipo, y fichó a mitad de la pasada temporada.
Garikoitz Argote, su entrenador, reconoce que la diferencia de nivel con los equipos integrados en una estructura profesional es muy grande pero, pese a ello, anima a sus jugadoras a que disfruten: “Es bonito competir con equipos de ese nivel y que el nombre de Oiartzun se escuche por todas partes. Les digo que lo peleen y lo disfruten”. Los últimos resultados invitan a soñar con la permanencia. Argote se lamenta de que se han escapado muchos puntos en los últimos minutos: “El nivel ha subido y cada vez es más difícil competir, pero el equipo está trabajando bien y se merece estar más arriba”.
No tiene extranjeras, pero es casualidad; son vascas, menos una gallega