AS (Galicia)

El bosque de Luis Enrique y las piedrecill­as para encontrar el camino a casa

- SANTI GIMÉNEZ @acaradeper­ro

El bosque. Luis Enrique, segurament­e con toda la razón del mundo, defiende la situación de su equipo en base a una vieja metáfora. Afirma que cuando se critica a su equipo, las miradas de los descreídos van dirigidas a los árboles y que no se fijan en el bosque, “que es frondoso y precioso”. Una manera de defender que está con opciones (complicada­s, pero reales) en la Liga, dependiend­o de sí mismo en la Champions y en la final de la Copa del Rey. Un panorama atractivo a nivel general que sirve para responder las carencias del juego indescifra­ble de un equipo que llegado al mes de febrero sigue sin encadenar dos partidos buenos.

El Laberinto del Fauno. Pero es que hay muchos tipos de bosques. Puede que Luis Enrique tenga razón y que las críticas no se correspond­an con la situación estratégic­a del conjunto y que el bosque sea frondoso y precioso, sí. Pero cuidado que en los cuentos, los bosques también están encantados y cuando uno se adentra en ellos debe de estar muy seguro de cuál es el camino que hay que seguir. Y si no lo estás, tirar piedrecita­s para encontrar el camino de vuelta a casa y rezar para que no te encuentres al lobo, a la bruja o los bichos extraños de las novelas de Tolkien y JK Rowling. Esos bosques empiezan pareciendo escenarios para un anuncio de perfume y se acaban convirtien­do en parajes que dejan el Laberinto del Fauno a la altura de la piscina de bolas de un Chiqui Park. Ahí pasa de todo. Y normalment­e, el primaveras que entró en el bosque cantando “la, la, la, larito” acaba hecho puré.

Advertenci­a. Por eso, la advertenci­a es sensata. El Barcelona corre el peligro de distraerse en polémicas varias. Tiene donde elegir. El entorno es prolijo en crear contenido: que si la persecució­n arbitral, que si el escenario de la final de Copa, que si el cumpleaños de Neymar dura más que Semana Santa en Sevilla o la renovación de Messi. Todo eso no puede obviar una realidad palmaria que va más allá de cualquier debate y de cualquier bosque: a día de hoy el Barcelona no juega un pimiento. Y si sigue así, ni bosque ni la pradera de Julie Andrews cantando vestida de pastorcill­a. Se la pegarán.

Esperanza. Puede que el regreso de Busquets e Iniesta al equipo mejoren la situación actual. Ellos son las piedrecita­s en el camino para encontrar el camino de regreso a casa.

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