Jozabed se desmelena
El sevillano agitó un partido gris con gol y asistencia
Jozabed comienza a ganarse a pulso su continuidad en Vigo. Está cedido con opción de compra y desde luego jugando al nivel de ayer la ejecución de la cláusula se convertirá en obligatoria. Al sevillano le bastó media hora para agitar un partido realmente soso, con el público dormitando en su butaca.
Y es que la primera hora de partido fue una disputa más bien mediocre, adornada con los destellos de Rossi. Sin realizar una actuación impecable, el italiano sí dejó ver esta vez pinceladas de lo gran futbolista que fue. Ahora parece bastante lejos de ese nivel, pero su clase sigue presente. Dos taconazos suyos fabricaron el primer tanto. Primero habilitó a Bongonda y luego asistió a Sisto para que fusilara a Sirigu. El portero permitió que la jugada existiera con su imprecisa salida de balón. Crecido por el momento, Rossi se atrevió con dos disparos que inquietaron a los rojillos.
El descanso le sirvió a Osasuna para aclarar ideas. El Celta ganaba con la ley del mínimo esfuerzo, mientras los de Vasiljevic no habían siquiera avistado la portería contraria. Tras la reanudación vivieron su mejor momento, aumentando la intensidad y buscando la puerta contraria con mayor ahínco. A los cinco minutos Sergio León obligó a Rubén a emplearse a fondo para evitar el empate, poco después lo intentó De las Cuevas, Riera insistió con un cabezazo y a continuación asistió a León, que erró en el remate con todo a favor. Osasuna dominaba, el Celta seguía sin ritmo.
Cambio. Berizzo se desesperaba en la banda, viendo como su equipo cometía errores no forzados de forma continuada, sobre todo Marcelo Díaz, que parecía Feliciano López en su peor tarde. Los pitos comenzaban a subir de volumen (y no sólo para llamar la atención a los cuatro descentrados que le desearon el descenso a Osasuna). El marcador era lo único decente de un día atravesado.
Hasta que el Toto apostó por Jozabed. El sevillano dio toda una exhibición de fútbol en apenas treinta minutos. Empezó a asociarse con los compañeros, dio aire a Wass, ayudó al descompuesto Marcelo Díaz y, por si todo esto era poco, se encargó de sentenciar. Ya en la recta final, cabeceó a la red un saque de esquina y sobre la bocina asistió de forma magistral a Aspas. El moañés definió con idéntica maestría, con una vaselina marca de la casa.
Clase Dos taconazos de Rossi cocinaron el tanto de Pione Sisto