Un punto para el Real Club Aspas

Iago Aspas es tan bueno que incluso le da alegrías a los aficionados del Deportivo. Su estelar irrupción evitó que el Sporting alcanzara en la tabla al conjunto coruñés y rescató a sus compañeros. La segunda unidad del Celta no dio la talla en Gijón. Hasta que entró el de Moaña los menos habituales se limitaron a ver como Rubén los salvaba una y otra vez. El meta canterano ha dado el salto de nivel que se llevaba esperando desde la primavera del 2013, cuando debutó en Primera evitando el descenso celeste. Tenía 17 años y era una promesa, ahora 21 y ya es una realidad. Su seguridad bajo los palos fue lo único positivo de su equipo durante una hora en El Molinón. El plan B de Berizzo había dado la cara esta temporada en sus anteriores apariciones. No obstante, tanto en Anoeta como en Butarque había jugado desde el inicio Hernández. Esta vez no y sin el Tucu el centro del campo céltico no existe.

Para no volver de vacío de tierras asturianas el Toto tuvo que echar mano del chileno y del futbolista español más desequilibrante desde hace varios meses. Aspas está a otro nivel y media hora es tiempo más que suficiente para que desequilibre este tipo de partidos. Se le quedan pequeñas LaLiga y la Europa League. Es un jugador de Champions, con ilimitado recursos. El golpeo de falta que se sacó de su chistera se le ocurre a él, a Ronaldinho y a pocos más. De su última genialidad no perdió detalle en la grada Lopetegui. La presencia del seleccionador en un duelo entre el Sporting y los suplentes del Celta sólo tiene una explicación: disfrutar con el próximo 10 de la selección.