La violencia en Córcega resulta un golpe bajo para la Ligue 1
■ Hace diez días, con ocasión de derbi madrileño, la nueva presidenta de la liga francesa, Nathalie Boy de la Tour (en la imagen), y su director general, Didier Quillot, estuvieron en la capital para una serie de encuentros con importantes responsables del fútbol español. Su propósito era muy claro: pescar ideas para mejorar la imagen de la Ligue 1. Los máximos dirigentes del campeonato nacional galo son muy activos y ambiciosos pero, con los graves incidentes del partido Bastia-Lyon, acaban de recibir un golpe muy duro (y muy bajo). Francia intenta atraer a los mejores jugadores y a grandes inversores pero, desde el domingo por la noche, su liga es el hazmerreír, o mejor dicho el “hazme llorar”, del fútbol internacional. Las terroríficas imágenes de aficionados del Bastia atacando a los jugadores del Lyon y, peor, la del director de seguridad del club corso intentando pegar al portero del equipo visitante, se han visto por todo el mundo y será muy complicado ahora presentar la Ligue 1 como un lugar recomendable. La gente del Bastia ha echado por tierra todo el trabajo ya hecho y las esperanzas de los nuevos dirigentes del fútbol de mi país. Pero el problema es que tal drama se veía venir.
No era la primera vez que ocurrían problemas en este estadio pero las autoridades francesas no tomaron las decisiones adecuadas por la “singularidad” de esta isla donde el nacionalismo es muy fuerte y donde el terrorismo separatista fue activo durante décadas y décadas. Por miedo a ser tachados de “racistas anticorsos”, por cuidar la “sensibilidad local”, los que tenían que ser contundentes nunca lo fueron. Y aquí está el resultado.—F.