“La solidaridad está ligada al Rayo y ha ido a más” Juan Jiménez Mancha

El 29 de mayo de 1924 un grupo de chavales se reunió en casa de la familia Huerta para iniciar una aventura ya casi centenaria. La conoce bien el autor de ‘Los orígenes del Rayo’.

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¿Cómo se le ocurrió investigar los orígenes del Rayo? —Se había tratado de forma escueta en otros libros y me pregunté cómo sucedió todo. Fui a los archivos y me enganchó. —Hábleme de los inicios.

—El fútbol llegó a Madrid hacia 1880, pero hasta la década de los 10 no lo hizo a los barrios populares, a Vallecas fue casi en los 20. Era divertido y barato, los balones eran trapos enrollados. En el Rayo desmontaban los postes y los guardaban en casa de Doña Prudencia Priego, madre de varios fundadores. —¿Y el nacimiento del Rayo? —Los chavales hacían equipos de barrio o de calles. Algunos que vivían en la Calle del Carmen (hoy Puerto del Monasterio) y jugaban en el Numantino se escindieron y crearon el Rayo. Cuatro eran de la familia Huerta. Doña Prudencia enviudó y se ganó la vida limpiando casas. Pese a eso acogió al equipo: lavaba la ropa, les dejaba cambiarse en casa… Al poco, el equipo usó de vestuario una vaquería que daba a Las Erillas, el campo anterior al Rodival. —¿Fueron difíciles los primeros años?

—El Rayo siempre luchó por vivir un año más. En 1926 muchos jugadores se fueron al servicio militar y casi desaparece. Y peligró porque no hubo competiciones amateur hasta el campeonato obrero, en 1931. Con la Guerra Civil estuvo al límite también.

—¿Qué es lo que más le llamó la atención?

—Que el primer presidente del Rayo, Julián Huerta Priego, fuese guardia civil.

—¿Qué capítulo disfrutó más? —El nacimiento de la franja. En la 49-50 el Rayo pasó a ser filial del Atlético y las crónicas hablaban de “la bandolera roja”. El Rayo vestía todo de blanco y el Atlético le exigió algún distintivo rojo. Eligieron una franja como la de River. Años después, los argentinos estuvieron de gira en Madrid y dirigentes del Rayo, entonces filial del Plus Ultra, a su vez filial del Madrid, se acercaron al Ritz y les enseñaron una foto de su equipación. Al acabar la gira en diciembre de 1952, los de River les regalaron una caja de camisetas.

—El nombre del club también ha evolucionado.

—Ponerle El Rayo fue original porque había Trueno, Relámpago… Se llamó Agrupación Deportiva El Rayo. En 1947 pasa a Agrupación Deportiva Rayo Vallecano y se introduce el escudo de Vallecas en el suyo. —¿Mantiene el Rayo sus valores de cuna?

—Sí, la solidaridad va íntimamente ligada al Rayo. Si un jugador o exjugador sufría una desgracia se hacía un partido para recaudar dinero, o si pasaba algo en el barrio. Eso no se ha perdido, incluso ha ido a más. —Míchel ha devuelto la fe al Rayo, ¿también los valores? —Sí, él encarna los valores del Rayo. Ha sido un acierto. —¿Conocer la historia ayuda? —Es necesario y se merece un respeto. Se debería montar un museo y un archivo del Rayo para preservarla y conocer más.