Arrastrados hasta la línea de meta
El Deportivo lo tenía todo para cerrar la permanencia en El Sadar. Un rival ya descendido a Segunda, plagado de bajas y un 1-2 en el marcador a doce minutos del final. Pero no, ni así. La agonía se prolongará, como mínimo, otra semana más. Y eso que había la oportunidad de maquillar una nefasta temporada con una victoria que diese la salvación en lugar de esperar un nuevo patinazo del Sporting. La meta está cerca, pero el Deportivo no va a llegar a ella esprintando, ni corriendo, ni al trote, ni siquiera andando. Lo va a hacer arrastrándose después de un curso plagado de errores con tres últimos capítulos (Real Sociedad, Real Madrid y Osasuna) casi de terror. Porque con lo que ha llovido encajar ayer un gol a los 3 minutos es para esconderse, enterrar la cabeza como una avestruz y no sacarla más.
Resulta complicado entender la desidia del equipo y el nivel que está mostrando, impropio de un club que estará por cuarto año consecutivo en Primera haciendo lo mínimo posible. Y lo es menos sabiendo que en las gradas había 700 aficionados que se pegaron un palizón para volver de Pamplona con la palabra más famosa del deportivismo a cuestas: frustrados. La dignidad de Luisinho, el compromiso de Lux y Carles Gil, el doblete de Guilherme y la intensidad de Andone fue de lo poco rescatable. En el lado opuesto, el bajísimo rendimiento de Çolak, Albentosa o Bruno Gama, aunque fue un desastre más colectivo que individual. De hecho, la aparición de Navarro en el último segundo sacando un balón en la línea de gol evitó una derrota cuyas consecuencias es casi mejor ni imaginar.