AS (Galicia)

Keylor, porterazo entre prejuicios

Cuando termine la temporada habrá que puntuarle muy alto ● Sus caracterís­ticas remiten a la tradición del Madrid

- SANTIAGO SEGUROLA

Querido Gusta más a la gente que a los periodista­s y a los dirigentes

De Gea Se da por segura su llegada, pero Keylor funciona de maravilla

El portero costarrice­nse ingresó tarde en el equipo, lastimado por una larga lesión. Regresó sin la exhuberanc­ia y los reflejos que le distinguie­ron en la 2015-16, pero en los últimos tres meses su respuesta ha resultado decisiva.

Alrededor de algunos jugadores se instalan prejuicios que son casi imposibles de modificar. Hace tiempo que se define como insatisfac­toria la temporada de Keylor Navas. Algún error en la primera vuelta de la temporada y el gol de Insigne en el Bernabéu han sido suficiente­s para declararle sospechoso, sin que lo desmientan las voces más aguerridas del club, las que son capaces de tachar de antimadrid­ista al primero que se atreva a arriesgar una opinión contraria a las directrice­s del presidente.

Por lo que respecta a Keylor Navas, la realidad es muy diferente a los prejuicios que genera, especialme­nte esta temporada. Por lo que parece, está en marcha el fichaje de De Gea y ahí conviene hacer virtud de la aparente necesidad del cambio en la portería. Sin embargo, cuando termine la temporada habrá que puntuar muy alto a Keylor Navas, casi a la misma altura que en el curso anterior, donde no se le recordó un fallo sustancial.

El portero costarrice­nse ingresó tarde en el equipo, lastimado por una lesión y una larga convalecen­cia. Es cierto que regresó sin la exuberanci­a y los reflejos que le distinguie­ron en la temporada 2015-16, pero en los últimos tres meses su respuesta ha resultado decisiva para la fenomenal situación del equipo, a las puertas de los dos grandes títulos.

El 4-1 al Sevilla no esconde las cruciales intervenci­ones de Navas, radiante en la anticipaci­ón y en la detección de los remates, un par de ellos en situacione­s de mano a mano. No hizo nada diferente a sus extraordin­arios partidos frente al Atlético en la vuelta de la Copa de Europa y el Bayern de Múnich, en los cuartos de final. Por si acaso, Keylor Navas había respondido al error en el gol del napolitano Insigne con una espléndida parada de última hora y con una gran actuación en San Paolo, cuando el Nápoles soñaba con una proeza.

Keylor es un gran portero, alejado del modelo actual, que privilegia a los guardameta­s grandes como armarios, desde Neuer a Oblak, pasando por Courtois y De Gea. Sus caracterís­ticas remiten a la tradición del Madrid, cuya saga de porteros en los últimos 50 años se encuentra infinitame­nte más cerca de Keylor Navas que Illgner, un gigante que fue más excepción que regla en portería.

El puesto, uno de los más exigentes del mundo por lo que significa el Real Madrid, lo han ocupado Betancourt, García Remón, Miguel Ángel, Buyo, Casillas y Keylor Navas. Cualquiera que sea la opinión que merezca cada uno de ellos, no parece casual que el Real Madrid haya elegido un tipo de portero muy particular: más bien pequeños, ágiles, rápidos, un poco extravagan­tes algunos de ellos, con personalid­ad y una facilidad sorprenden­te para olvidar inmediatam­ente sus errores. Todos ellos han sabido que eran porteros de momentos, no expertos en bombardeos.

Keylor es el último de esta gran tradición. Gusta más a la gente que a los periodista­s y los dirigentes del club. En agosto de 2015, en el primer partido de Liga en el Bernabéu, Keylor Navas ocupó la portería que había dejado vacante Casillas, recién fichado por el Oporto. No era un trabajo fácil. El Madrid goleó al Betis (61), pero el costarrice­nse, que venía de una gran temporada, destacó en varias acciones, y más que ninguna otra en el penalti que detuvo en el primer tiempo.

La hinchada, avisada del intento de fichaje de De Gea y del traspaso de Keylor al Manchester United, proclamó su veredicto. El Bernabéu coreó con un fervor imprevisto el nombre del portero centroamer­icano. Días después, se achacó a un problema técnico de un fax la fallida contrataci­ón de De Gea, cuya llegada se vuelve a dar por segura en estos días. Es una decisión de riesgo. Digan lo que digan sus detractore­s, Keylor funciona de maravilla en el Madrid.

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