Las amenazas para la final de Cardiff
Soy el socio del Real Madrid número 37507. He tenido la oportunidad de poder presenciar las cinco últimas finales de Champions después de recorrer miles de kilómetros por nuestro continente. En todas las ocasiones, la pasión por nuestros colores y el respeto al rival hicieron de cada cita una fiesta inolvidable. Como no puede ser de otro modo, también pensaba acudir a Cardiff. Lamentándolo y con dolor de corazón, he de afirmar que las circunstancias en las que se pretende desarrollar esta final suponen un riesgo para miles de aficionados. Ningún club ni organismo debería asumir la organización en semejantes condiciones. Asumir esta amenaza no supone un fracaso para el futbol. Asumir la necesidad de suspender la final por el bien del fútbol, como una reflexión que defiende los valores de nuestra sociedad, supone también respetar la pasión y el amor por este deporte. Y asumir esta recomendación tal cual reza nuestro himno: sin envidias ni rencores. Es un deseo y un llamamiento que como socio me veo obligado a reclamar. No se puede acudir deseando volver bien a casa. Hasta ahora el objetivo siempre fue volver a la Cibeles con otra nueva Copa de Europa.
Fernando Martínez Soba
La Rioja