AS (Galicia)

Gana Sato y Honda deja a Alonso sin opciones

Victoria para el japonés en su duelo con el brasileño Castroneve­s. El asturiano abandonó por un problema en su motor cuando iba remontando con el objetivo del triunfo. Serviá también fuera

- M. FRANCO INDIANÁPOL­IS

Mira a ella, a su mujer, después echa la vista atrás y saluda con la mirada a Fernando Alonso. Es la salida tradiciona­l del equipo, de los seis pilotos justo detrás del jefe. Michael Andretti, una vez los tiene a todos alineados desde los garajes para dirigirse a la pista, da la mano a su esposa, Jodi Ann Paterson, playmate del año 2000, y empieza el camino. Apenas hay cien metros desde ese lugar hasta la recta principal. Pero ese trayecto emociona. “Fernando”, en español. “Eeyyy, Feirneeand­ooo”, en inglés. La comitiva, en la que también va Zak Brown, jefe máximo de McLaren con su mujer, va acompañada de aplausos y ánimos al piloto español que saluda a unos amigos, también al actor Jorge Perugorría. “Después nos vemos”, le dice. “A ver si te veo bebiendo leche, hermano”, exclama el cubano desde el corazón cuando Alonso ya no puede escucharle.

Fernando llega a la pista, rodeado de los suyos. Linda, Alberto, Fabi y Edo. Luis se ha quedado en el hospitalit­y. Suena el himno y saluda a un amigo con la sonrisa. Esto va a empezar. Por ahí cerca pasa Oriol Serviá, saludando a todos, dando las gracias a sus mecánicos. Dos españoles en busca de un sueño. De la historia y la gloria. No pudo ser. Aunque estuvo bonito. Tras mil ceremonias los coches se ponen en filas de tres y empieza la carrera. Los coches vuelan como balas. En la salida, Alonso baja a la novena plaza y Dixon es líder aunque en la sexta vuelta se pone Kanaan. Serviá rueda lejos, decimoctav­o. Alonso remonta y llega a ser líder. En ese momento llega el accidente terrible de Scott Dixon y Jay Howard. Bandera roja. El asturiano deslumbran­do en el inicio.

Tras el accidente se vuelve a dar la salida y Alonso ve como le pasan Rossi, Sato y Hunter-Reay, los tres de su propio equipo. Nuevo accidente, Conor Daly, más leve que el anterior. Fernando llega a bajar a la sexta plaza. Es la vuelta 105, el duelo es de Alonso con Rossi y Hunter-Reay. Hay nuevo accidente para la carrera. El veterano Buddy Lazier. Se reanuda la carrera, Alonso frena menos en la curvas, las afronta mejor que el resto de pilotos, pero a veces le cuesta salirse en el momento oportuno de los rebufos. Hunter-Reay y Alonso se pasan y repasan con Rossi a pocos centímetro­s de ellos, hasta que Ryan tiene un problema en el coche. Pone la piel de gallina.

En ese momento Alonso es líder y el catalán Oriol Serviá quinto. Cuando entran todos los de delante a cambiar gomas. El asturiano sale duodécimo con Kimball como líder y Serviá décimo, pero un toque deja restos en la pista del monoplaza de Ed Carpenter, coche de seguridad. Atentos a Oriol que está haciendo una carrera muy inteligent­e. Vuelta 166. Bandera amarilla. Paradas en boxes. Recta final. Lidera Chilton. Servia octavo y Alonso noveno. El sueño se desvanece. O eso parece.

Porque el asturiano inicia una remontada terrible, a cada vuelta pasa a un piloto hasta ser sexto y… se rompe el motor Honda de su monoplaza McLaren Honda Andretti. Abandono. Se despide entre aplausos. Sigue la carrera. Y accidente múltiple con Serviá entre los afectados. Vueltas finales, el duelo es terrible entre Castroneve­s y Sato, se pasan varias veces, pero la victoria final es para el japonés. Equipo de Andretti, Honda. Alonso mientras volvía a tener esa sonrisa amarga de que se sabe ganador sin gloria…

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CELEBRACIÓ­N. Takuma Sato bebe leche en el podio de Indianápól­is para celebrar su ajustado triunfo en la edición 101 de la mítica cita en el óvalo de las 500 Millas.
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