“Hay más seguridad en Cardiff que cuando se reunió la OTAN”
Despliegue récord: 15.000 efectivos velarán por los aficionados en la final ● El atentado de Manchester hace que la ciudad se blinde
Cardiff va a ser por un día el centro del mundo, ¿eh?”. Lo dice una galesa a las puertas del Castillo de Cardiff cuando advierte la presencia de AS. La capital de Gales lo sabe y se está preparando a conciencia para la final con una obsesión: la seguridad. El atentado en Manchester, hace apenas nueve días y a sólo 305 kilómetros, ha hecho que Cardiff empiece a blindarse.
En cada esquina se ven algunas de las 52 barreras y bloques de hormigón destinados a intentar evitar ataques terroristas con camiones. 6.000 policías trabajarán ese día y 984 de ellos irán armados (el policía de a pie no porta armas de fuego aquí). El despliegue será mastodóntico: 15.000 efectivos contando artificieros, bomberos, médicos y técnicos sanitarios. “El mayor dispositivo de la historia en la ciudad, mayor que la reunión de la OTAN en 2016”, nos explica Gareth Rhys Owen, de BBC Wales. Para no perturbar el tránsito de los cardiffians, la ciudad acometerá el grueso de las instalaciones provisionales desde el jueves. El Festival de la Champions, un macroespacio de la UEFA con actuaciones, bares y un partido de leyendas, y que ocupará la mejor zona de la Bahía del jueves al domingo, aún está a medio hacer. Las fan zones, ni eso. Ayer estaban realizándose inspecciones subterráneas en todas las
alcantarillas. En los próximos días también habrá rastreos con perros adiestrados.
Los populares bobbies patrullan Cardiff con el chaleco reflectante de la Heddlu (‘Policía’, en gaélico). Es imposible recorrer las arterias del centro (Queen Street, High St Mary Street, The Hayes, Westgate Street…) sin toparse con ellos. Aunque el Consejo de Cardiff expresó su intención de suspender todas las actividades, la UEFA se negó. La propia policía galesa confirmó a este periódico que, a día de hoy, habrá fan zones. ¿Y el galés de la calle? “La gente de Cardiff no está asustada, pero quizá si hay algo de ansiedad por lo de Manchester”, analiza Chris Wathan, de WalesOnline. “Se le ha dado una gran publicidad al enorme dispositivo con el fin de que la gente se sienta segura, pero Cardiff acoge habitualmente importantes eventos y se asume que puede ser un objetivo…”.
Rhys Owen apunta otro problema, éste logístico: la congestión en una ciudad pequeña que casi doblará su población durante tres días. “En el Mundial de Rugby de 2015 hubo problemas graves con los retrasos de los trenes, esta vez aseguran que se reforzarán las líneas”. Hasta 60.000 trayectos de tren durante el fin de semana.
Aficionados. ¿Y el fútbol? Aún no se ven grupos de españoles o italianos en ambiente festivo. Nos cruzamos con un par de hinchas de la Juventus… venidos de Cataluña. “Vamos con la Vecchia Signora por Dani Alves…”, adelantan Eloy y Jaime con una risa socarrona. Los curiosos se paran ante el milenario castillo, la gran atracción turística de Cardiff. De sus almenas caen pendones con los escudos de los 32 equipos de la Champions bajo un gran dragón que guarda entre sus alas el trofeo. El del Madrid, con la imagen de Bale. Lo mira James, un niño de 9 años de Cardiff con camiseta madridista morada, la del sábado. “Ganaremos 3-0, dos de Cristiano y uno de Gareth”, vaticina. Cuando los galeses advierten la presencia de españoles, casi siempre es la misma pregunta. “¿Va a jugar Bale?”. Alguno lleva su camiseta, la del Madrid. En un país obsesionado con el rugby, el madridista ha empezado a cambiar la tendencia.
Bale juega, pese a todo, su particular partido con Justin Bieber. La estrella del pop actuará en el estadio de la final, pero el 30 de junio. La imagen de ambos ocupa marquesinas, paradas de autobús y, en el caso del madridista, hasta un edificio entero. Un anuncio de BT con la imagen del 11 galés, de 20 metros de altura, es la nueva piel de una torre del distrito financiero. En pleno debate sobre su estado de forma e Isco, el Dragón vuelve a casa.