AS (Galicia)

Luis del Sol “Di Stéfano sólo hubo uno, pero a Sívori en Italia le llamaban ‘dios”

- J. A. ESPINA / SEVILLA

Luis del Sol (Arcos de Jalón, Soria, 1935) es probableme­nte el mejor jugador de la historia del Betis, que le traspasó al Real Madrid en 1960. En 1962 fue vendido a la Juventus: en Turín, ‘Settepulmo­ni’ está considerad­o una leyenda.

Ocho años en la Juve, dos y pico en el Madrid. ¿Con quién va Luis del Sol en la final? —Como español quiero siempre que ganen nuestros equipos. Aparte es el Real Madrid, y tengo una gran amistad con muchos compañeros de mi época como Gento, Antonio Ruiz, Pachín... Hablamos de fichajes, de cómo rinden los jugadores madridista­s... Y mi sobrina, la hija de Enrique Mateos, viene mucho a casa y es madridista a rabiar. Otra razón más para ir con los blancos. —Pero es su Juve...

—Claro que no se me pueden olvidar los ocho años que estuve en la Juventus. Un club serio que conmigo se ha portado siempre fenomenalm­ente. Si gana el Madrid, encantadís­imo y si lo hace la Juve también estaré contento porque le tengo un gran cariño. Como hay que elegir, claro, pues el Real Madrid: es español.

—Zidane hizo el recorrido contrario que usted: de la Juve al Madrid. Y ahí sigue, triunfando como entrenador. —En la Juventus lo vi poco, en el Madrid más. Zizou era un gran jugador, con carácter, mentalidad y calidad.

Muy completo. Y como técnico está ganando mucho.

—Betis, Madrid, Juve... en todos sitios dejó Del Sol poso de excepciona­l futbolista. ¿El secreto? —Quizá era mi mentalidad. Siempre he pensado que te puede ganar cualquiera, pero jugar andando está prohibido. ¿Mi calidad? Para jugar de mitad del campo hacia arriba hay que ser un poco habilidoso, no fallar cuatro pases. Yo empecé de extremo en el Betis y Antonio Barrios me puso en el centro del campo. Para mí jugar ahí era un divertimen­to. —6.500.000 de pesetas pagó el Madrid al Betis por su traspaso. —Eran otros tiempos. No teníamos representa­nte ni nada de nada. Discutíamo­s nosotros mismos con los directivos, y algunos éramos ignorantes en eso. En el Betis, sin saber cómo, me comunicó el presidente Benito Villamarín que me iba al Madrid. “No te preocupes, está todo hecho”, me dijo. Yo tampoco era tonto y sabía, porque iba a la Selección con ellos, que en el Madrid iba a ganar más sólo con las primas que en el Betis de ficha. —Y luego, mucho dinero también la Juventus, en 1962. —Lo de la Juve fue más complicado aún. Veraneaba yo en La Línea con mi señora y me llamaron de Madrid, que el Torino venía a por mí. No hubo acuerdo, me volví a La Línea y a los pocos días me avisan de nuevo: “La Juventus viene a por ti”. Estuve 12 horas en la casa SEAT mientras los directivos de la Juve y los del Madrid negociaban. Yo, sentado en una esquinita. Lógicament­e iba a cobrar más dinero en Italia.

—¿Por qué (35 millones de pesetas pagó la Juve) le vendió aquel Madrid tan poderoso? —Saporta se portó bien y me dijo: “Si no eres feliz, te vuelves. Han venido a por ti, pero es que si vienen a por todo el equipo lo vendo entero, porque nos hemos metido a construir la Ciudad Deportiva (de Chamartín) y estamos cortitos”. —En dos años y pico con el Madrid le dio a usted tiempo a jugar y ganar la que algunos siguen llamando ‘mejor final de la Copa de Europa de siempre’: la del 7-3 en Glasgow al Eintracht de Frankfurt. —Fue muy bonita. Se puso por delante el Eintracht, pero reaccionam­os con espectácul­o. Tres goles de Di Stéfano y cuatro de Puskas: con eso está dicho todo. —Vaya equipazo aquel Real Madrid. —El que tiraba hacia adelante era Di Stéfano y detrás de él íbamos al máximo. Alfredo estaba en todos los líos. Un todocampis­ta: atrás, delante, izquierda, derecha. Cuando la cogía, la rompía. Pancho (Puskas) vino un poco mayorcito, pero técnicamen­te era un genio: hacías la pared con él y te la devolvía para marcar gol. Y Gento... ¡rapidísimo! Tenía una pelea con la pared de la Tribuna porque cada vez que llegaba a la línea de fondo... ¡pum, chocazo!

—Justo antes de irse a Italia llegó a jugar contra la Juve

Preferenci­a “No se me olvida la Juventus, pero el Madrid es español”

Su venta “Saporta me dijo que con la Ciudad Deportiva estaban ‘cortitos”

una eliminator­ia. ¿Puede que le ficharan a raíz de aquello? —Pues segurament­e. Ganamos 0-1 en Turín y la Juve venció aquí 0-1. ¡Era el primer partido en que alguien derrotaba a domicilio al Madrid en Copa de Europa! Luego en el desempate, en París, ganamos 3-1. Yo hice un gol en aquel partido. —¿Se parecían mucho Bernabéu y Agnelli, el dueño de la Juve entonces?

—Sí, bastante en algunas cosas. Don Santiago aparecía por el estadio sólo de vez en cuando, porque para eso tenía a Calderón y Raimundo Saporta, que eran los dos que estaban allí con nosotros casi las 24 horas. Con los Agnelli era lo mismo: había otros dos directivos que se mantenían en contacto con los problemas de los futbolista­s.

—¿Di Stéfano u Omar Sívori, aquel genio italo-argentino con el que usted coincidió en la Juve y que ganó el Balón de Oro en 1961?

—A Alfredo me lo presentó Bernabéu cuando llegué al Madrid y le dijo: ‘Bueno, ya le tienes aquí’. Nos hicimos grandes amigos para toda la vida. Sólo hubo un Alfredo, era único: con su mentalidad, su montón de goles, su apoyo incondicio­nal a los compañeros, su entrega... Pero Sívori era más en Italia que Di Stéfano en España. La gente lo idolatraba. ‘Omar, sei un dio’ (Omar, eres un Dios), le cantaban en la grada. Yo me metía mucho con él, que en paz descanse. Le decía: “Cabeza’, anda que te iba a echar piropos ése si te viera con un mono que pusiera FIAT, con la cara que tienes...”. Y Omar se reía.

—A usted también le querían mucho en Turín.

—Quizá di motivos. Hay una anécdota, de cuando estaba cerca mi adiós a la Juve. Estábamos en el bar de la estación de Genoa, de vuelta tras un partido en el que había marcado yo el 0-1. Los directivos me miraban mientras hablaban y me acerqué a ver qué pasaba. “Nada, Luis -me contestaro­nque es una pena que pasen los años y desaparezc­an los jugadores como tú...”. Yo sabía que me tenían aprecio. Giordanett­i, uno de esos directivos, tenía una fábrica de ropa y todos los años antes de irme de vacaciones me regalaba ropa a medida. —La afición del Betis le llamaba

‘El Gordito de El Empalme’ (su barrio en Sevilla).

¿Por qué aquel apodo de Settepulmo­ni (siete pulmones) en Italia? —Pues vino un periodista alemán, dividió el campo y puso a siete personas por el césped para cronometra­rme mientras corría. Se sorprendie­ron. Decían que era extraterre­stre... ¡Pero yo también me cansaba! Me acuerdo de que Alfredo (Di Stéfano) me gritaba algunas veces: ‘Luisito, vente al mediocampo que estoy hirviendo’. Menos mal que Alfredo era una fiera y al momento me decía: “Ya puedes hacer lo que quieras, que estoy nuevo”. —Allí en ocho años ganó una Coppa, un Scudetto y una Copa de los Alpes. ¿Cómo es que no obtuvieron más títulos? —La Juve era un gran equipo, pero nos pilló una época con otros clubes italianos de nivel altísimo como el Inter con Mazzola, Jair, Corso, Suárez... El Milán de Altafini y Rivera o la Fiore. Daba la sensación de que nosotros nos conformába­mos con poco, y eso que todos los bianconeri éramos internacio­nales: Gori, Cástano, Sarti... Yo sufría porque pensaba que podíamos dar más. —Y tras estar ocho años vistiendo de bianconero, se marchó al Roma. —Boniperti, exjugador ya entonces y hombre de confianza de los Agnelli, me habló claro: “Luis, a todos nos llega la hora y pretendemo­s hacer un equipo bueno y joven. Si quisiéramo­s ganar la próxima Liga te quedabas y fichábamos a Luis Suárez, pero entonces habría cambiar otra vez el verano que viene...”. Yo le respondí que no me iba a ir cualquier lado, que para eso me volvía a España. Pero el Roma era importante. —¿Muy distinto a la Juve? —Todos son distintos a la Juve, por algo la llaman la ‘Vecchia Signora’ (Vieja Señora). La Juve mira por la cantera, ficha a gente joven, cuida los detalles. Su filosofía es especial. Los demás se gastan dinerales y están hechos una pena. Como el Inter y el Milán en los últimos años.

—¿Y la Juventus de hoy? —Sin quitarle méritos, ahora no tiene rival en Italia. Es un gran equipo. La vi la última jornada de la Serie A. Muy segura en defensa, jugando al primer toque, con gente arriba que te hace un gol en cualquier momento. Dybala la metió por la misma cruz. Y con una fe ciega: como se pongan por delante... —¿Tanta diferencia hay entre Italia y España? —Más que en mi época. La mentalidad italiana es muy buena. Faltando un segundo te hacen un gol. De hecho, hay pocos delanteros natos que hayan destacado en Italia, porque los defensas no se despistan nunca. El Atlético de Madrid es un referente de cómo son muchos equipos allí: chocar, agarrarte, meter el pie o darte una patada cuando hace falta, desplazar la pelota... mucho oficio. Lo que no se puede es perder partidos de manera tan tonta como el Betis.

—Su Betis, donde volvió para acabar la carrera.

—Al salir del Roma, 37 años tenía ya, Di Stéfano me dijo que me fuera con él al Valencia, al que entrenaba, pero me llamaba mucha gente desde Sevilla pidiendo que regresara al Betis. Cuando volví, el equipo era muy joven y eso nos costó el descenso a Segunda. Me dio mucha pena despedirme del fútbol así. —Pero la Ciudad Deportiva verdiblanc­a lleva su nombre.

—Es un orgullo y estoy agradecido de que le pongan mi nombre, pero no quiero pasar por tonto: con esa afición que es para comérsela y que el equipo esté todos los años regular o mal... El otro día tuve hasta que quitar el partido contra el Sporting y poner a Nadal, de la rabia que tenía. Pero me sigue tirando mucho el Betis, fue el que me dio a conocer en España, luego Italia...

Apodo “Un alemán me puso lo de ‘siete pulmones’; yo sí que me cansaba”

La Juve “Un gran equipo y con una filosofía especial; cuida los detalles”

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