De pintar calles a brillar con la canarinha

■ “Gabriel Jesus es tan bueno que hasta los rivales quieren que le vaya bien”, se decía en Brasil el año pasado, cuando el delantero encantaba al país liderando al Palmeiras rumbo al título nacional con tan sólo 19 años. Crack y buen chaval. No le gustan las fiestas y no le deslumbran los focos. Tanto que muchos apuestan por él como futuro capitán de la canarinha. Por la madurez, la pasión por el fútbol y por ser fiel a sus raíces.

Su madre, Dona Vera, trabajaba en dos turnos de limpiadora para mantener a la familia. Y Gabriel la homenajea todas las veces que marca un gol. Utiliza los recuerdos de una infancia difícil como motivación para triunfar en el campo y en la vida. Ayer el joven futbolista del City, 20 años recién cumplidos, publicó en las redes sociales fotos suyas de hace tres años, participando en el tradicional ritual brasileño de pintar y adornar con banderines las calles de verde y amarillo para animar a su selección antes de un Mundial. Gabriel tenía 17 años y todavía ni se había estrenado en el equipo profesional del Palmeiras. Tres años después, el delantero, titular indiscutible de la canarinha, se prepara para la temporada que culminará en su primer Mundial, donde apunta como una de las grandes estrellas del equipo liderado por Neymar. Dentro de un año, los chicos del Jardim Peri, barrio pobre de la zona norte de São Paulo, volverán a pintar sus calles. Orgullosos de su hijo más famoso.