AS (Galicia)

Morata se negó a perder

Su cabezazo y su entrega salvaron a España en el asalto final ● Colombia no fue amistosa ● James se ganó la ovación ● Bien Silva y Asensio, mal Reina

- REPORTAJE GRÁFICO ALBERTO IRANZO, JUAN FLOR Y PASCU MÉNDEZ

La cabeza de Morata le libró a Lopetegui de su primera derrota ante una Colombia muy poco amistosa. La selección de Pékerman se tomó el partido como acto de autoafirma­ción y se empleó con la fiereza del premundial sudamerica­no, que se juega con el cuchillo entre los dientes, y con la contundenc­ia de lo que dice de ella su ránking FIFA. Le bastó para empatar a una España esforzada, rejuveneci­da tras el descanso, pero muy corta de gol y poco protegida por Reina. El coraje de Morata y la soltura de Asensio resultaron lo mejor de la nueva ola. Y James tuvo su ovación, tan intensa como su juego.

Si la selección es refugio para James, que tiene a un país pidiendo daños y perjuicios a las puertas del despacho de Zidane, también sirve de cobijo a algunos de los nuestros. Silva habrá firmado los diez mejores partidos de su carrera con La Roja. Y por ahí le anda Pedro, otro al que abriga mucho el equipo nacional. Pues con ellos, sin síndrome prevacacio­nal y sin pereza, España metió muy pronto la excavadora en campo colombiano. Y muy pronto también perdió la retaguardi­a.

Lopetegui anda administra­ndo el legado recibido, tendiendo un puente entre dos siglos, el de oro y el que él pretende dorar. Iniesta y Silva siguen en el macizo del equipo, se mantienen en buen uso otros imprescind­ibles y se abren paso jugadores como Illarramen­di, buena réplica de Busquets, el infalible Nacho y, sobre todo, Asensio y Morata.

El grupo dejó una imagen estupenda durante media hora, en la que la pelota anduvo viva, lejos del alcance de Colombia. El once elegido por Lopetegui, obligado al contorsion­ismo por las bajas y por Macedonia, acordonó el área colombiana con ese aire dominante de los buenos tiempos e hizo un gol muy de su sello: atracón de toques hasta que Aspas encontró el espacio, Pedro centró de primeras y Silva remató a quemarropa.

A partir de ahí, el partido perdió lo poco de amistoso que le quedaba. Colombia sacó el orgullo y el hacha; también España, que se metió en un jardín que le convenía, y el partido quedó equilibrad­o. Un giligol de Cardona, beneficiar­io del desencuent­ro entre Piqué, Azpilicuet­a y un insegurísi­mo Reina, invalidó los méritos iniciales.

El partido giró aún más con el gol de Falcao, en envío preciso de James, y los cambios. España se desnudó con una defensa de tres y un salto al futuro con Deulofeu, Morata y Asensio, que aún están por ser Silva e Iniesta. El balear, sin embargo, tuvo la misma desenvoltu­ra que en el Madrid, sin que le encogieran ni la responsabi­lidad ni el nivel de Colombia. En la parte alta del rombo del 3-4-3 dirigió el asalto, que tuvo más de arrebato que de temple. Y Morata ofreció una resistenci­a casi heroica a la derrota y acabó metiendo un cabezazo cruzado a centro de Saúl que puso a salvo el mobiliario. Fue un empate de pronóstico reservado, pero que ha de servir de vacuna para Skopje, donde valdrá este empeño pero no este resultado.

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