El Racing muere a balón parado ante un Barça serio
Los cántabros pagaron la expulsión de Prats en el 47’
EI Barcelona B tiene prácticamente los dos pies en Segunda y lo ha hecho sin necesidad de jugar bien. Simplemente se limitó a no cometer más errores de los imprescindibles. El Racing, en cambio, se suicidó, especialmente a balón parado. De hecho, casi todo lo que pasó en el partido, lo bueno y lo malo, lo hizo el Racing.
Los cántabros, sobrexcitados por un estadio a reventar y entregado como nunca, salieron como motos, se adelantaron en el marcador a los 14’, explotaron físicamente a los 30´, regalaron dos goles al filo del descanso y ofrecieron al árbitro la ocasión de dejarles con diez, en una acción tan dura como innecesaria (que se pudo haber resuelto también con amarilla) nada más comenzar el segundo tiempo. Por si faltaba algo, falló un penalti que le pudo haber metido en la eliminatoria. Todo lo que pudo salirle mal, le salió peor.
Abdón Prats simboliza perfectamente la tragedia de la jornada racinguista. Hizo 20’ arrolladores, marcó el gol, se comió a los defensas y parecía que iba para recital. A los 21’ ya boqueaba, sin aire, doblado sobre sus rodillas y ya no vio tierra. Él fue quién se equivocó en la defensa de los saques de esquina que supusieron (mal sacados, además) los dos primeros goles blaugranas. Luego, con más corazón que cabeza, dejó la suela a Palencia en una jugada intrascendente. La primera tarjeta del partido fue roja. Fue la sentencia de muerte para el Racing.
Hace un año, también en el playoff, el Reus pasó futbolísticamente al Racing. Ayer, el Barça sentenció el ascenso sin necesidad de hacer una nota. Con un portero de manos blandas, una circulación lentísima, en manos de centrales y pivote, Fali, que no tienen ADN Barça, y con dos volantes, que si lo tienen, Gumbau y Aleñá, jugando en las zonas más cómodas del campo. Cuatro tiros, cuatro goles. Lo mejor que hizo fue que los tiros no se los pegó en el pie, como hizo el Racing.
Tras la expulsión de Prats, con 1-2, los catalanes intentaron dormir el partido. Ya les valía. Además, en dos acciones aisladas, Romera colocó sendos trallazos en la escuadra. Por si faltaba algo, con 1-3 falló Aquino un penalti regalado por Marlon al derribar a Héber. Sólo si ocurre un milagro, se puede voltear la eliminatoria.