AS (Galicia)

Diarra reabre el debate de la filosofía en Lezama

El malí apunta al Athletic tras dos años en Pamplona

- ALFONSO HERRÁN BILBAO

El fútbol no conoce fronteras en la era moderna. Y santuarios de la tradición como Lezama van abriendo puertas que antes parecían cerradas a cal y canto. Esos nuevos aires han traído hasta la factoría del Athletic a jugadores con raíces muy alejadas de Euskadi. El club bilbaíno sometió en febrero a una prueba al malí Youssouf Diarra, una promesa juvenil de 18 años. Completó un examen satisfacto­rio con una selección de futbolista­s externos de Segunda B, Tercera y División de Honor, y ahora Ibaigane se plantea su fichaje, aunque se ha levantado una gran polvareda. El punta de Bamako llegó a Pamplona hace casi dos años desde Lleida, donde se formó al residir allí su familia, empleada en una granja en la localidad de Cervera.

Youssouf aterrizó con ocho años en Lleida, desde su país. Empezó en el Cervera, posteriorm­ente jugó en el Tárrega, Cervera de nuevo y la Bordeta, antes de recalar en el Lleida juvenil. Hace dos años llegó a Pamplona para iniciar sus estudios de Administra­ción y fichó por el Ardoi juvenil. Juan Oyaga, agente FIFA de la empresa que lleva a Iñaki Williams, le atrajo a Pamplona. Estuvo a punto de recalar antes en el fútbol italiano. Esta temporada ha militado en el Txantrea, club convenido del Athletic (donde se forjaron Iraizoz, San José y Muniain) y ha firmado 15 goles en 33 partidos. Por ahí intenta el club bilbaíno encontrar una rendija para asimilarlo.

Su caso ha reabierto heridas en esa centenaria filosofía del Athletic, a veces tan laxa. Ibaigane tiene pensado reclutarle para el Basconia, su segundo filial, pero maniobra con discreción. Los responsabl­es de Lezama admiran su versatilid­ad y proyección. El Villarreal también se ha fijado en él.

El senegalés Ibrahima Deng, delantero que ha militado en el Amorebieta, también fue examinado, aunque no terminó de convencer a los rectores rojiblanco­s. Vino en acogida a una familia de la localidad vizcaína a los 17 años, tras llegar de polizón a Tenerife. El chaval ni siquiera jugaba entonces a fútbol. Iba camino del Juvenil del Athletic. Finalmente acabará en el CD Vitoria, el filial del Eibar. Y el colombiano Deiby Ochoa (ahora rebautizad­o como Otxoa), residente en La Rioja, llegó desde el Comillas de Logroño, club pertenecie­nte al plan externo de la entidad rojiblanca.

Los dos primeros casos levantaron ampollas porque tienen poco que ver con la casi decena de jugadores de sangre africana que ya hay en Lezama, a los que no se movió de esa manera, como Iñaki Williams.

Lleida Llegó con ocho años y se formó allí, al residir su familia por trabajo Basconia El Athletic medita enviarlo al segundo filial, pero teme la polémica

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SOMBRAS. Diarra, en un partido de este año con el Txantrea.
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