AS (Galicia)

Por caridad

La anécdota de Federer y Nadal ha contribuid­o a extender una traducción literal del inglés

- ÁLEX GRIJELMO

Federer recordaba en enero, con motivo de la final de Australia en la que se enfrentó a Nadal, que ambos se reían juntos unos meses antes en Palma --al inaugurar unas instalacio­nes--, cuando bromeaban diciendo que ya no se veían disponible­s ni para jugar un partido amistoso (“a charity match”, en palabras de Federer). Y eso de “charity match” se tradujo como “partido de caridad”.

La expresión había circulado antes en el periodismo deportivo hispanoame­ricano, pero he encontrado últimament­e su uso en la prensa y la radio españolas, después de aquella anécdota. Y a mí me suena regular. Creo que estamos de nuevo ante un caso en el que se traduce por el sonido y no por el contenido: como si “table” equivalies­e a “tabla” y no a “mesa”; o como si “constipati­on” se entendiera como “constipado” y no como “estreñimie­nto” (que eso es lo que significa en inglés).

“Charity” puede significar en aquella lengua “comprensió­n”, “compasión”...; y también “caridad”, pero sólo en algunos contextos: por ejemplo, si se dice “out of charity” (“por caridad”). Porque el diccionari­o Collins señala que “charity appeal” se traduce como “cuestación”; “to raffle something for charity” significa “rifar algo para fines benéficos”; y si pronunciam­os “most of it goes to charity”, estamos diciendo “la mayor parte está destinada a obras de beneficien­cia”.

La “caridad” en español es la actitud solidaria con el sufrimient­o ajeno; pero la “actitud” sólo es de los seres animados, no de los partidos de tenis. Y “caridad” significa también el “auxilio que se presta” a alguien; pero a mí me parece que esos partidos de tenis no son algo “caritativo” en sí mismo, salvo que ver cómo va y viene la pelota produzca alguna suerte de alimentaci­ón. También contamos con la locución “obra de caridad”: aquella que se hace en bien del prójimo. Y por tanto, un partido puede ser una obra de caridad, pero no “un partido de caridad”.

La obra de caridad se hace, eso sí, al donar la recaudació­n.

Así pues, esos encuentros son “benéficos”: es decir, que se hacen desinteres­adamente en favor de alguien.

Sí sería un “partido de caridad”, en consecuenc­ia, el que Nadal o Federer aceptaran jugar contra mí, por ejemplo, para así darme el gusto de contarlo luego (omitiendo el resultado).

Nunca hasta ahora había escuchado o leído por aquí la expresión “partidos de caridad”, sino sólo “partidos benéficos”. Pero el inglés y quizás la pereza pueden cambiar la genuina expresión castellana.

Hasta ahora no se decía “partidos de caridad”, sino “partidos benéficos”

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