AS (Galicia)

Nuevo héroe a la vista

Calmejane ganó la etapa acalambrad­o El Sky tuvo mucho trabajo

- JUAN GUTIÉRREZ LA CRÓNICA

Lilian Calmejane se presentó en sociedad la pasada temporada con una victoria en la Vuelta, en San Andrés de Teixido, y ayer confirmó la alternativ­a en el Tour con un imponente triunfo en la Estación de Les Rousses, que tuvo una dosis de emoción y sufrimient­o extra cuando comenzó a padecer calambres a cuatro kilómetros del final. Francia tiene nuevo héroe, un corredor con pundonor y entrega, de esos que tanto gustan en el país vecino. Y en cualquier país. Un Virenque, un Voeckler o un Chavanel, por buscar ejemplos recientes. A sus 24 años, Calmejane pide paso. A golpe de pedalada. Y rejuvenece un pelotón francés en el que ya sobresalen Bardet, Pinot, Barguil, Démare... Siempre hubo grandes ciclistas franceses, pero no ganan el Tour desde Hinault en 1985. Cada día falta algo menos para su reconquist­a.

La clasificac­ión no tuvo cambios relevantes. Ningún gallo atacó en la última subida. Ni antes. Pero fue una jornada de mucho desgaste, en la que el Sky de Chris Froome tuvo que trabajar de lo lindo para mantener a raya una numerosa fuga. A 110 kilómetros saltó la alarma para el maillot amarillo, con un movimiento masivo que situó a una cincuenten­a de corredores en cabeza, casi un tercio del pelotón. Todos los equipos tenían representa­ción, así que lo dieron por bueno: Landa y Henao, por el Sky; Roche y Van Avermaet, por el BMC; Felline, del Trek; Amador y Castroviej­o, del Movistar; Valgren, del Astana… Pero también había hombres preocupant­es para la general, como Latour, Barguil y Frank. Junto a acreditado­s cazadores de etapa: Bakelants, Pauwels, Gesink, Chavanel, Ulissi… Y el emergente Calmejane.

El frío Sky.

Los equipos rivales dejaron la tostada al Sky, que esta vez no se descompuso como en otras ocasiones. Recuerden la trisca que se montó camino de Formigal en la última Vuelta a España. La formación británica se mantuvo fría y organizada, con Landa y Henao en el corte, aunque luego se descolgarí­an para ayudar atrás. La situación era delicada, pero logró que la desventaja no llegara nunca a los cuatro minutos. Y se fue reduciendo sin piedad. Eso sí, con una erosión adicional e inesperada para el Sky. Y con un buen susto cuando Geraint Thomas se cayó y Froome se salió en el descenso del Viry.

El desgaste fue enorme durante los 187 kilómetros. Ya de salida, la etapa había arrancado a una velocidad endiablada, a un promedio frenético de 48 km/h en la primera hora de carrera. Los intentos de escapada se sucedieron, pero ninguno fraguó. Los velocistas, en su lucha por el maillot verde, pretendían llegar sin obstáculos al sprint especial de Montrond, situado en el kilómetro 45. Todos menos Démare, que padecía problemas físicos, se descolgó a las primeras de cambio y coqueteó con el fuera de control.

La general no se vio alterada, pero hoy puede cobrarse alguna víctima en la exigente etapa alpina que incluye tres durísimas ascensione­s: el Biche (10,5 km al 9%), la Grand Colombier (8,5 km al 9,9%) y el Mont du Chat (8,7 km al 10,3%). Se termina en Chambéry, a 26 kilómetros de la última cima. Dice Froome que ya no teme los descensos, que ya demostró su progresión el pasado año en el Peyresourd­e. Pero el susto en el Viry puede haberle creado alguna insegurida­d, un tembleque en las piernas. Hoy lo sabremos.

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FUNDIDO. Lilian Calmejane es atendido tras cruzar la meta después de completar los últimos kilómetros con calambres, que no le impidieron apuntarse el triunfo.
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