Unas pruebas físicas pendientes del teléfono
Fueron simultáneas a la redada en la Federación
Poco podía suponer Victoriano Sánchez Arminio, el responsable de los árbitros españoles, que su atención no iba a estar ayer centrada al 100% en los test físicos que tenían fijados sus chicos en la pista de tartán del Complejo Municipal Ruth Beitia, la misma en la que ha forjado su leyenda la campeona olímpica. A las 10:03, mientras estaba colocado en el interior del óvalo, al lado de la parrilla de meta de la calle 1, el santanderino, hombre de la total confianza de Ángel María Villar, recibió una llamada telefónica que de manera evidente le cambió el semblante. Permaneció allí durante toda la sesión, pero era evidente que las noticias que llegaban desde Madrid, de la Operación Soule contra Villar y su entorno, le impidieron disfrutar de la mañana.
Mientras Díaz Vega, su director técnico, se le acercaba una y otra vez para conocer las últimas novedades, Sánchez Arminio sólo podía disfrutar de reojo de la actuación de los suyos en las diversas pruebas señaladas.
Y fue una pena porque, la verdad, la estampa física de los árbitros españoles lució ayer impresionante en La Albericia. No sólo todos, árbitros y jueces de línea, superaron las marcas previstas sino que, concentrados y muy finos de peso, realmente parecieron un grupo de atletas. Desde luego, ya poco queda de aquel famoso trote cochinero del que se hablaba en los ochenta. Si este año fallan, que fallarán, por ejemplo, González González o Hernández Hernández, siempre en cabeza de sus grupos, no será por no correr.
“Menos mal que el jefe es de Santander y no de Almería”, comentó al terminar, muy sonriente, uno de los trencillas, disfrutando de los 18º y el cielo cubierto que les regaló ayer Cantabria.
Charla médica. Por la tarde, ya en su concentración del Hotel Santemar, tuvieron una charla con el doctor Casajús Mallén para, posteriormente, recibir una buena dosis de atletismo de fondo en la pista de hierba natural de Soto de la Marina, diseñada por otro medallista olímpico español, José Manuel Abascal.
Sánchez Arminio no paró ayer de recibir llamadas