AS (Galicia)

“La buena noticia es que no ha habido cirugía”

Roberto Belvís, jefe clínico del Servicio de Neurología del Hospital Universita­ri Dexeus, es prudente respecto a la evolución de Nieto

- HÉCTOR MARTÍNEZ

Apenas 24 horas después del gran susto, del accidente sufrido por Ángel Nieto que dejó en shock al motociclis­mo mundial, hablamos con Roberto Belvis, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universita­ri Dexeus de Barcelona. —Tras dos partes médicos, ¿podemos ser optimistas? —Siempre que se practica un coma inducido con fármacos, el traumatism­o es grave o muy grave. La buena noticia es que no se ha tenido que operar; esto significa que las lesiones que se han visto en el escáner todavía no son tributaria­s de cirugía, y si logran estabiliza­rlas, no se requerirá la intervenci­ón. Y que un TAC a las 24 horas diga que las lesiones se han estabiliza­do también anima. —En esta lucha contamos con aliados como el sensor de presión intracrane­al. ¿Cómo funciona? —Siempre que hay un traumatism­o craneoence­fálico grave hay que comprobar la presión intracrane­al. Y pueden ocurrir dos fenómenos que son indeseable­s: uno, que los hematomas crezcan y el cráneo no dé de sí; y el cráneo es una caja sellada, sólida. Entonces, si un hematoma crece, comprime el cerebro y puede provocar la muerte. El otro peligro no es que crezca la hemorragia, sino que el cerebro se inflame y se

edematice. Cuando esto ocurre, aumenta la presión intracrane­al (sigla PIC). Y entonces lo que se hace es que se coloca un sensor. Consiste en hacer un agujero en el cráneo, que se llama trépano o trepanació­n, esto se hace con un taladro... —Resulta muy explícito...

—Se hace una incisión en la piel, se perfora el cráneo y se coloca un sensor cercano al lóbulo central del cerebro. Está conectado a un manómetro que mide la presión intracrane­al. Se coloca a la cabecera del paciente, sedado, en coma inducido y con ventilació­n mecánica para

respirar. En el momento en que la PIC supera un registro, entonces hay que operar. —Afortunada­mente no estamos en ese escenario...

—Según esos números, según la PIC, se administra­n diferentes medicament­os: barbitúric­os, corticoide­s, etc... Es un sistema de monitoriza­ción, de vigilancia de UCI, que no significa nada, ni bueno ni malo. —Al menos, Ángel no ha requerido cirugía.

—-Es un dato positivo, pero no un alivio. Se trata de un pronóstico reservado. Sin matices. —Las primeras 72 horas son claves. ¿Y a partir de ahí? —En principio, entre las 48 o las 72 horas, si las lesiones no son muy graves, intentan empezar a bajar la medicación del coma barbitúric­o a ver cómo va despertand­o el paciente. —Lo hacen muy poco a poco... —Sí, esto lo puede poner entre comillas, porque se trata de argot médico: se intenta ‘destetar’ al paciente de la ventilació­n mecánica para ver si respira de manera autónoma. Si ves que el paciente no va bien, lo vuelves a conectar y lo intentas mañana. Aquí lo más importante es no correr, por lo tanto las primeras 48 horas se intenta tener sedado al paciente. —Hoy se le realizó un TAC. ¿Qué desprendem­os de él?

—Es un TAC de control que habla de hematomas cerebrales. Lesiones sí que hay, lo que no sabemos es su alcance. —¿Los 70 años de Ángel son un riesgo añadido?

—Desde el punto de vista de conexión a un aparato de ventilació­n mecánica, se desconecta mejor a una persona joven que a una persona mayor. En cuanto a la hemorragia en sí, al peligro de una hemorragia cerebral, no hay gran diferencia entre un joven y una persona de 70 años.

Mucha cautela En un coma inducido con fármacos, el traumatism­o es grave o muy grave”

Con 70 años Sobre la hemorragia en sí, no hay gran diferencia con una persona más joven”

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