La valentía y la coherencia de Anquela

Tiene una cosa Anquela que se echa en falta hoy en día: la coherencia. Todo lo que dice tiene su traducción práctica. Anquela no es comercial, no trata de vender sus productos. Dice cosas sensatas y aplica cosas sensatas a los equipos que entrena. Siempre ha defendido la misma idea para su Oviedo: un equipo que compita, que vaya hacia adelante, que muerda. Llegaba a casa del líder en un choque cargado de tensión. La tentación era replegar, esperar al rival en su campo. El Oviedo fue valiente desde el primer momento, a pesar de recibir un mazazo en el minuto 12. Pero el momento de Anquela llegó a 10 minutos del final.

Para entonces el Oviedo dominaba el choque. Jugaba con dos delanteros y dos extremos pisando la cal. El entrenador jienense miró al banquillo y encontró otro delantero. Más explosivos. No dio la impresión de que dudara la decisión. Retiró a Carlos Hernández, central, para dar entrada a Owusu, un delantero que se estrenaba con el Oviedo.

El premio llegó casi de inmediato. Cotugno, lateral en una defensa de tres, llegó al área de Sporting y chutó abajo. Rechazó Diego Mariño y apareció Toché, el de siempre. El que nunca se retrasa a la cita con el gol. El empate hacía justicia a un muy buen Oviedo, especialmente en la segunda mitad del partido. El Oviedo ha encontrado en Anquela a un líder, a la piedra de un proyecto que quiere crecer en el fútbol español con paso firme. Él se toma las cosas con cautela y aplica coherencia.