Comesaña voló y alarga la fiesta del Rayo en Vallecas
Tercer triunfo consecutivo en casa que le acerca al playoff
La fiesta en Vallecas no acaba. El Rayo encadenó su tercer triunfo consecutivo en casa y el segundo del curso, algo que no conseguía desde el pasado 10 diciembre. Los de Míchel ya acarician el playoff (sólo el goal average le impide acostarse en él) y tienen el liderato a tiro, mientras que el dolor del Almería es doble porque a la derrota se le suman las expulsiones de Morcillo y Pozo.
El Rayo salió hundiendo el pie en el acelerador. Una vez más, Beltrán dio el primer aviso y cada vez que los franjirrojos merodeaban por el área rival al Almería se le cortaba la respiración. René mandó a córner un disparo a bocajarro de De Tomás, que no pudo conectar el centro de Baiano en otra arremetida posterior. Después, René encontró en el palo a su mejor aliado para desbaratar un trallazo de Embarba. Los vallecanos habían encontrado un filón por la derecha: Baiano y Embarba asomaban continuamente buscando la complicidad de De Tomás.
Mandi y Caballero quisieron poner la réplica, pero desafinaron. Y el Rayo subió el tono: la tuvo De Tomás en el área, lo intentó Embarba en una contra y Trejo no pudo coronar una gran triangulación entre los de arriba. Perdonaron los locales y los visitantes encajaron su peor golpe con la polémica expulsión de Morcillo al filo del descanso.
De tanto ir el cántaro a la fuente... se rompió y el 1-0 cayó en una jugada de estrategia. Embarba botó un córner que remató (entre la cabeza y el hombro) Comesaña. Ni siquiera el agarrón de Fran le frenó. Acto seguido, el goleador salió para que entrara Manucho. Había que sentenciar.
El Almería, con uno menos, trató de recomponerse y se mostró más contundente atrás. Embarba acarició el 2-0 de falta, pero René mandó el misil a córner. No obstante, los andaluces no hincaron la rodilla. Pozo, el más activo, se escabullía por el área buscando la sorpresa, hasta que una entrada a Embarba le costó la segunda amarilla y dejó a los de Ramis con nueve.
El Rayo tenía el esférico y en el arreón final, agua. Así, con ocasiones fallidas, corrían los minutos y llegó el pitido final, pero la fiesta sigue y promete.