El Madrid es una máquina
Arrasó al Zalgiris con Doncic, Campazzo y Ayón a un nivel altísimo
Doncic volvió a salirse con 35 de valoración y otro récord personal, 28 puntos, 24 en la segunda parte. El Madrid, sin embargo, abrió brecha sin él en cancha después de la única ventaja lituana, pero con Campazzo y Ayón. Bien Taylor y Rudy. Enorme el equipo.
Cuando las lesiones amenazaban con poner al Madrid contras las cuerdas, el equipo ha encontrado soluciones, que no relevos, para cada ausencia. Resuelve los inconvenientes con naturalidad, amparado en la fuerza del grupo, y luego además tiene a Doncic, que desafía con saltar de MVP en MVP. Promedia 24 puntos y 32,3 de valoración sin forzar. Una salvajada.
El juego recuerda al de las etapas más lucidas de la era Laso. Un equipo que sonríe en la pista, guiado por Doncic, pero también por Campazzo y Ayón. Cada vez hay más manos útiles para apoyar la causa: las de Rudy, Taylor, Radoncic… El Real fue una máquina de hacer baloncesto en Kaunas, y lo fue frente a un rival que había tumbado 48 horas antes al Barcelona en el Palau.
Thompkins, finalmente, no voló a Kaunas y aunque lo hubiera hecho quizá no hubiera jugado tras más de dos semanas desconectado. Así que el Madrid volvía a contar con solo dos pívots por tercer partido seguido: Ayón y Reyes. Laso los puso de inicio esta vez. Intuía una arrancada fuerte del Zalgiris. Jasikevicius había preparado la situación de antemano y su equipo apretó muchísimo a los exteriores blancos, en especial a Doncic, que recibía dos contra unos. Luka lo leyó bien de salida y Ayón sumó las tres primeras canastas. Luego la defensa del Zalgiris trató de aislar al esloveno, que acaparó el balón. Gran labor local negando el pase. Y gran desgaste, de los que pasan factura.
Campazzo. Pangos lideraba y conectaba con Kavaliauskas, martillo pilón a la antigua usanza, de espaldas y cerquita del aro. Del 2-10 al 26-25, la única ventaja verde en toda la tarde. Laso daba el timón a Campazzo (dos triples) y sentaba a Doncic y recuperaba a Ayón. El derechazo fue imperial con la ayuda de Rudy y Taylor: 28-38.
El triunfo estaba encarrilado, pero quedaba el show final de Doncic. Catorce tantos, siete seguidos tirando de repertorio: tirito de cinco metros en transición, triple desde la derecha y acción al poste por la izquierda. La defensa blanca hacía el resto. El Zalgiris, roto y sin tiro exterior, solo retrasó algo el naufragio con un parcial de 6-0 en segundos. Pero el rodillo ya estaba en marcha. Buenos momentos de Rudy y Taylor y para rematar más Doncic en vena: 24 puntos en la segunda parte, 28 al final (récord personal) y 35 de valoración. Una máquina de hacer números, una máquina de ganar, como su equipo.