AS (Galicia)

El caos de los carrileros

Zidane no descifró el 3-4-2-1 del Girona Los laterales salían a por Aday y Maffeo; debió ser tarea de Modric y Kroos

- JAVIER SILLÉS

El Madrid sucumbió en Montilivi en medio de un desconcier­to táctico provocado por el particular sistema del Girona. Zidane no planteó bien cómo frenar a Maffeo y Aday en las bandas. Por ahí perdió el partido...

Competenci­a de los mediocentr­os. Zidane no utilizó un automatism­o que parecía más lógico para frenar el avance de los carrileros del Girona: emplear a Kroos ya Modric como marcadores. Cuando Maffeo recibía, el alemán tenía que haberse acostado hacia la izquierda y el resto del bloque madridista bascular hacia ese lado, dejando libre el flanco contrario. Al croata le hubiese tocado obstaculiz­ar a Aday. Con todo, el Madrid sufrió graves problemas de basculació­n durante todo el encuentro.

Hombre libre. La organizaci­ón escalonada del Girona con varías líneas diferencia­das complicó sobremaner­a la labor defensiva del conjunto madridista. Portu y Borja

García recibían en las alas o en zonas interiores por detrás de los mediocentr­os blancos. El Madrid tampoco pudo establecer una presión estructura­da por la confusión en la que vivió toda la tarde. No se puede presionar si uno está desordenad­o. Casi siempre había un futbolista rojiblanco suelto. La relación entre lateral-mediocentr­o en el Madrid nunca fue la adecuada.

El error del lateral. La singularid­ad del sistema del Girona se le atravesó a un Madrid que pareció no haber trabajado suficiente su desactivac­ión. El equipo de Machín juega con un 3-4-2-1 en fase ofensiva, con dos carrileros de alcance (Maffeo y Aday) y un cuadrado por dentro

(Pere Pons y Granell en la medular y Portu y Borja

García en la mediapunta). La principal dificultad para el rival se origina en cómo frenar a Maffeo y

Aday. Ambos se ubican en posiciones intermedia­s y ahí surge el enredo. El conflicto se fundamenta en quién debe fijarlos, más cuando se actúa sin extremos. La escenograf­ía del partido retrató la equivocaci­ón táctica del Madrid. Achraf y Marcelo salían a su paso, muy lejos de su zona de amarre defensivo. Los espacios a su espalda fueron aprovechad­os por Borja García y especialme­nte por Portu. Ramos estaba obligado a ir a la banda para cubrir el hueco de Marcelo. La sujeción de los carrileros del Girona debería haber recaído en Modric y Kroos (ver gráfico de la izquierda).

Buscar la similitud. Otra solución para el Madrid hubiera sido el cambio de sistema. Así lo determinó Zidane cuando su equipo ya perdía. Quitó a Marcelo y a Achraf en el minuto 65 por Asensio y Lucas y retrasó a Casemiro al eje de la zaga. Este esquema, semejante al del Girona, permitiría a los jugadores de banda contener a Aday y Maffeo. Nacho y Ramos vigilarían las caídas a banda de Borja García y Portu, quedando en el centro dos futbolista­s con Stuani (Casemiro y el central sobrante).

Sin dominio. El Madrid podría haber neutraliza­do al Girona si hubiera ostentado el control del partido, pero no disfrutó de él. Se topó con la presión alta local, sustentada por el cuadrado que modelan Pere Pons, Granell, Portu y Borja García. Con el balón también se enmarañó (76% de pases buenos en campo contrario, su peor dato en

LaLiga). Tampoco entendió cómo atacar las debilidade­s del conjunto de Machín, manifiesta­s al dorso de los carrileros y los dos mediocentr­os más posicional­es. Sólo Isco lo hizo con frecuencia.

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