AS (Galicia)

Que el Calderón te acompañe

Simeone repite once para tratar de ganar al Qarabag

- PATRICIA CAZÓN LA PREVIA

Subir las escaleras. Salir del túnel. Ver los asientos azules, rojos y blancos. Respirar. Sonreír, no poder evitarlo: la hierba sigue oliendo a río, a batalla, a Manzanares. El aire suena a Thunderstr­uck, aunque los altavoces callen. El Atleti ha vuelto al Calderón, por un día, quizá por eso de que nunca hay que olvidar de donde se viene para saber adónde se quiere llegar.

Y el adónde, hoy, es muy claro para el Atleti: ganar al Qarabag. No hay otra. Es más que sumar de una vez esa victoria en esta fase de grupos de la Champions que no ha llegado, es seguir vivo, ser el Atleti, nunca dejar de creer que son posibles los octavos, aunque la estadístic­a diga que sólo hay un 9% de posibilida­des. La de hoy debe ser la primera victoria de las tres que se deben lograr: a Qarabag y el Roma aquí, al Chelsea allí.

Por eso, quizá, ayer Simeone devolvió unas horas a sus chicos, un entrenamie­nto, al lugar donde las raíces atléticas son más profundas. La hierba del Calderón. Lugar de tantas gestas, todas escritas por tantos que vistieron esa misma camiseta, la rojiblanca.

Para ganar y espantar esa racha de empates (cinco en los seis últimos partidos), devolver el gol a Grizi (3) y a todos sus delanteros. Sin Koke, que se probó y no llega, el Cholo volverá a confiar en los del sábado, en los once que jugaron ante el Villarreal. Los Juanfran, Godín, Filipe (a quién meditó sustituir por Lucas), Gabi o Saúl ya han demostrado que, si hay que morir en el campo, se muere.

El partido de hoy, sin embargo, no tendrá que ver con el de Azerbaiyán, aquel empate inexplicab­le. El viaje más largo ahora es del Qarabag y el Atleti es un equipo mucho, mucho mejor. Una goleada sería lo lógico. Gurbanov llega, además, con una baja sensible: no está Ndlovu, su Lobo, vio la roja. Pero avisa: quieren dar guerra. Su arma es el contragolp­e. Y los nervios finales. Un dato: tres de los goles que han hecho los azerís en sus últimos cuatro partidos llegaron más allá del minuto 85.

Si la Vojvodina, rival serbio casi desconocid­o, fue el primer dolor en Europa del Calderón, dos meses después de inaugurars­e, Simeone no quiere que el Qarabag lo sea del Wanda. Por eso ayer Simeone, quizá, regresó un rato a ese estadio donde ganó 30 de sus últimos 36 partidos en Europa. El Vicente Calderón. Que su fuerza te acompañe.

(Y que el Chelsea gane al Roma en su partido; lo mejor que puede pasar según la calculador­a rojiblanca).

Necesidad Ganar es la única opción de seguir vivos. A Gurbanov le falta Ndlovu

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