AS (Galicia)

Proto cierra la puerta

El portero griego frustra a un Barça sin demasiadas ideas ● El cerrojazo griego evita que el Barça acceda ya a octavos ● Lesión de Sergi Roberto

- SANTI GIMÉNEZ

El Barcelona se estrelló ante el muro del Olympiacos, que tuvo en su portero Proto el gran héroe de una noche en la que el Barça fue incapaz de marcar un gol que le hubiera valido el pase a los octavos de final de la Champions League. Los griegos fiaron toda su suerte a que no les metieran un gol y lo lograron, porque en ataque fueron absolutame­nte inofensivo­s. El Barça, por su parte, fue incapaz de encontrar un hueco ante un equipo que no tuvo manía alguna en defenderse durante muchos minutos con once hombres. Y si unos no atacan y los otros no superan la defensa, el resultado está claro: Un empate a cero de manual.

Si alguien mereció el triunfo fue el Barcelona, que fue el único equipo que propuso algo sobre el terreno de juego, pero al conjunto de Valverde se le debe de exigir algo más para abrir defensas como la del equipo griego. Faltó ritmo de balón, acierto en los metros finales y la chispa necesaria para buscar un gol que hubiera significad­o el fin del partido, porque Olympiacos hubiera durado lo que hubiera tardado el Barcelona en marcar.

Pero además de la lentitud barcelonis­ta, emergió Proto como figura de un equipo que veía la línea del centro del campo como el fin del mundo. A partir de ahí, la cancha se acababa para los locales, un equipo que salió a por el 0-0 y que cuando lo logró, lo celebró como si fuera un título.

Carencias. Pero por mucho que desde el bando barcelonis­ta se alegue que jugando ante once defensas es muy complicado, el problema del Barcelona es el mismo que se viene detectando en las últimas semanas. Falta juego, falta fútbol, falta velocidad y falta vértigo. Lo que pasa es que muchas veces estas carencias las suple Messi, pero ayer no se dio el día. El argentino se estrelló ante un portero inspiradís­imo y cuando buscó acompañami­ento en sus compañeros de ataque se encontró con un páramo.

A Suárez no se le puede negar la lucha y el coraje, pero tampoco eso oculta que ante portería está lento a más no poder y que duda como un principian­te. En la zona de creación, más allá de un buen inicio de Denis, que acabó diluyéndos­e como un azucarillo yendo de más a menos, no hubo noticias de ritmo en el juego. Paulinho y la pelota tienen un conflicto personal que sólo se soluciona en los metros finales…y en Atenas el brasileño no pisó área. Sergi Roberto, que dio la sensación de jugar renqueante a partir del primer cuarto de hora, se rompió al filo de la media parte y la salida de Deulofeu tampoco arregló nada. El extremo se echó el equipo a la espalda cuando el Barça iba a la épica en los minutos finales, pero tardó un mundo en adaptarse al partido. Los cambios de Valverde, que tan bien funcionan en ocasiones, no solventaro­n nada. Rakitic le dio más ritmo al juego y André Gomes hizo lo esperado. Es decir, nada.

Las mejores noticias siguen en la retaguardi­a, donde el Barcelona volvió a darse un día de baño y masaje, algo que no es de extrañar porque jugaron ante uno de los equipos más inocentes de Europa.

Precisamen­te por eso, y a falta de jugar ante la Juve y el Sporting de Portugal, queda la sensación de una oportunida­d desaprovec­hada por el buen día de un portero del montón, algo no habitual, pero también por la falta de fútbol. Y eso, sí que no es nuevo. El Barça está muy cerca de los octavos, pero va a tener que lucharlos ante dos equipos mucho mejores que el griego.

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