Max Verstappen desobedeció a su ingeniero en México
Le pidió que ralentizara el ritmo
Bien saben los padres lo difícil que es frenar el ímpetu de sus hijos más jóvenes. Y a Red Bull no le habrían venido nada mal un par de consejos para hacer lo propio con su piloto de 20 años. A Verstappen se le acabó la acción en México nada más adelantar a Vettel, a partir de ahí, líder hasta cruzar la meta. Con 70 vueltas por delante rodando en solitario, buscó motivaciones y dio con una que puso de los nervios a sus jefes.
Iba tan cómodo que lo único que podía apartar al holandés de su victoria en el Hermanos Rodríguez era un fallo de fiabilidad, y viendo lo que pasó con Ricciardo y con otros tres monoplazas motorizados por Renault, desde el muro le pidieron que aflojara el ritmo para reducir riesgos. Con lo que no contaban era con que Max ya había encontrado algo con lo que entretenerse: buscar la vuelta rápida para llevarse la prima que da su equipo por lograrla. Así que hizo oídos sordos a su ingeniero y fue a por ella.
Según coloreaba sectores de morado aumentaba el sudor en su box porque la refrigeración de su motor estaba al límite. Un tira y afloja por el que Max llegó a pedir perdón por la radio y que cuenta así Horner en ‘Motorsport’: “El gran desafío en esta carrera fue frenarle. A veces se aburrió, se sentía un poco frustrado porque no podía ir más despacio”. “Tenemos un sistema de pequeñas primas para la vuelta más rápida que estoy pensando en erradicar (sonríe). Di instrucciones a su ingeniero de que bajo ninguna circunstancia le dijera que Vettel le había quitado unos pocos euros, pero el peligro es que él miraba las pantallas que hay por el circuito. Lo importante fue llevar el coche a casa y lo hizo”, explica con gracia el jefe británico.
Horner “Tenemos un sistema de primas que estoy pensando en erradicar”