AS (Galicia)

Coe: leyenda del atletismo e inspiració­n en el deporte

El inglés Sebastian Coe fue doble oro olímpico de 1.500 en Moscú y Los Ángeles. Ahora preside la IAAF

- JUANMA BELLÓN MADRID

Sebastian Coe es una persona con un don de gentes excepciona­l. Lo reflejaba cuando se llevaba al público de calle cuando ganaba con inteligent­e táctica y apoteósico sprint en las finales olímpicas de 1.500 (oro en Moscú y en Los Ángeles). Un icono del siglo XX más allá del tartán, como dirigente deportivo sedujo al COI para llevar los Juegos a Londres en 2012 cuando la candidatur­a parecía perdida, y ahora, con el status de Lord intenta reflotar la Federación Internacio­nal (IAAF). Con sonrisa permanente y amabilidad exquisita se presentó en el Palacio de Cibeles de Madrid para recoger el premio a la Trayectori­a Deportiva. “Una leyenda, me ha hecho mucha ilusión verle”, decía Corbalán, que coincidió con él en Moscú 1980 y Los Ángeles 1984.

“Mi relación con España es muy especial.

Es un país donde el deporte tiene una profundida­d social que va mucho más allá”, contaba Coe, que ganó su primera medalla internacio­nal en San Sebastián en 1977 en lo que fue un inicio de un largo idilio con España. “Me gusta el sur, Málaga, Marbella y también el norte, le tengo cariño a San Sebastián y también a Oviedo”. Allí recibió el Premio Príncipe de Asturias del Deporte, el primero de la historia en

esta disciplina cuando se instauró en 1987.

Coe deslumbrab­a en los 80 como Usain Bolt lo hace ahora.

Frenéticos eran sus choques con Cram y Ovett en enfrentami­entos épicos en los que a veces se colaban españoles

como Abascal y José Luis González. En Inglaterra primero tuvo la distinción de Sir, luego pasó a Lord, el mayor status que puede alcanzar un deportista. “Es el yerno que toda suegra querría tener”, se contaba en el hall.

Y para su posterior vida como dirigente, Coe volvió a tener un lazo con España, porque fue Juan Antonio Samaranch quien le tendió la mano para introducir­le en el movimiento olímpico en 1991. “Él me dio la oportunida­d de entender el deporte fuera de la competició­n en lo que fue la génesis de lo que soy actualment­e”, relataba Coe, un amante del Chelsea (“cada domingo voy”) que fotografia­ba apasionado las Eurocopas de fútbol, que se colocaron ayer en el museo temporal del deporte en Cibeles. Después se sentó en la mesa Barcelona 1992 hasta que llegó el turno de recibir el Premio Trayectori­a Deportiva de manos del rey Felipe VI, que entonces era el Príncipe de Asturias.

“Me encuentro profundame­nte agradecido”, contaba Seb, ya entrado en la sesentena, pero que mantiene una envidiable complexión. “Hago deporte casi todos los días, cuando puedo. Salgo a correr tres veces a la semana”, sigue Seb, el Lord que ama tocar el piano, el arte y siempre tiene buenas palabras y una sonrisa. Como ayer.

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HISTORIA DEL DEPORTE. Sebastian Coe, en el estrado tras recibir el Premio As a la trayectori­a.
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