AS (Galicia)

El Madrid respira y deja al Barça con la soga al cuello

Doncic, el mejor, la embocó desde 24 metros ● Muy bien Reyes

- RICARDO GONZÁLEZ LA CRÓNICA

El Clásico por la superviven­cia en la Euroliga deja al Madrid vivito y coleando y al Barcelona al borde del KO, obligado a firmar una segunda vuelta a lo campeón para meterse en cuartos. Los de Laso anotaron 13 triples y repartiero­n 21 asistencia­s.

El Clásico por la superviven­cia deja al Madrid vivito y coleando y al Barça herido con mal pronóstico. Solo una segunda vuelta a lo campeón puede salvarlo. Mandó el Real porque Reyes y Thompkins se crecieron en la pintura para aliviar la falta de personal. Y porque circuló muy bien el balón: hasta 21 asistencia­s. Y porque sus tiradores acertaron tras el pase extra: 13 triples frente a un 4 de 20 del Barça que le condenó al abismo. El suelo se abrió bajo sus pies también por la fuerza de Doncic, de nuevo el mejor: 16 puntos, 6 rebotes, 7 asistencia­s y... un triple desde unos 24 metros del que Llull se sintió muy orgulloso.

No es igual chocar por un título que por sobrevivir. Y el arranque tuvo más de aquellos playoff de antaño por no bajar que de duelo europeo en la cumbre. Mandaban las defensas y los brazos encogidos, salvo el de Campazzo, que firmó los ocho primeros puntos blancos. Un Clásico de tonos grises que ganó color en el segundo cuarto, bajo la batuta de Doncic (15 de valoración entonces), la fiereza ofensiva de Carroll para embestir a Ribas y la enorme labor de Reyes (8 y 7 rebotes en ese tramo). Cuando la brecha era de nueve puntos (40-31), un tiempo muerto acudió al rescate del Barça. La sucesión de pérdidas y los errores de Thompkins en los triples liberados hicieron que la tortilla local se desparrama­ra fuera de la sartén: 40-38. Una vida extra que los de Sito Alonso desaprovec­haron.

Campazzo volvía a imponerse y Thompkins, más intenso en defensa (cuatro robos), chocó con su par para meterla bajo el tablero y añadió un triple. Y luego apiló otro Rudy. Gobernaban Doncic y Facu y el balón fluía como el agua de un río bravo. Dos dianas más de Taylor y otra de Luka. Y no una cualquiera… La embocó limpia casi desde su propia cesta. Al más puro estilo Llull. El Increíble sonreía.

Aún lucía en el Palacio el resplandor de los fuegos artificial­es por el hoyo en uno cuando Doncic volvió a disparar: mate y falta extra. El Madrid toco los 21 puntos (75-54) y, ya herido de gravedad, el Barça fue con todo. Quería morir matando. Navarro forzó la eliminació­n de Campazzo y el gladiador Oriola dispuso de un triple para el 80-74. Falló.

El Madrid respira y deja al Barça con la soga al cuello.

 ??  ?? PURA FELICIDAD. Luka Doncic anotó un triple limpio de campo a campo, casi desde su propia canasta, unos 24 metros. Detrás de él, Carroll lo celebró a lo grande.
PURA FELICIDAD. Luka Doncic anotó un triple limpio de campo a campo, casi desde su propia canasta, unos 24 metros. Detrás de él, Carroll lo celebró a lo grande.
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