AS (Galicia)

“¿Por qué una mujer no puede ganar el Dakar?”

Cristina Gutiérrez afronta su segunda participac­ión en la prueba con un Mitsubishi Montero. “Esta es una de las categorías más inclusivas y entran en juego muchos factores, no sólo la parte física”, dice

- JESÚS BALSEIRO MADRID

Esperan 9.000 kilómetros de tierra, dunas y trampas, Cristina Gutiérrez afronta el reto de su segundo Dakar. El de su debut el pasado enero le sirvió para “madurar como persona y piloto, como un máster de la vida”, y lo terminó sin incidencia­s graves. Eso le permitió acabar con las voces críticas y ganarse a pulso un puesto en el automovili­smo nacional. La piloto burgalesa de 26 años estará en la salida del próximo 6 de enero en Lima con un Mitsubishi Montero derivado de la serie. Habrá 525 participan­tes de los cuales sólo 11 serán mujeres.

“Y tres españolas. Son pocas. Espero que cada vez sea menos noticia”, afirma Cristina, que ayer visitó la redacción de As. Y subraya el componente igualitari­o de los raids: “Se trata de una categoría muy inclusiva. Mujeres, hombres, pilotos discapacit­ados… compiten juntos. Laia Sanz está al nivel de los diez primeros en motos. Y en coches, limitación por género no hay. Quizás en la Fórmula 1 todo esté tan medido que la diferencia se haga en la parte física, pero en los raids entran muchos factores. El coche, la suerte, la etapa, el tiempo… ¿Por qué una mujer no puede ganar el Dakar?”. Como hizo la alemana Jutta Kleinschmi­dt en 2001.

Su Montero llega a 2018 con “mejoras en el motor, un 3.2 diésel de Mitsubishi. También en las suspension­es de Reiger y en cuanto a pesos, se ha aligerado el coche unos 100 kilos”. El objetivo: “Terminar un Dakar siempre es un reto independie­ntemente del coche que lleves. Puedes fallar e irte a casa, con terminarlo me daría con satisfecha y si eso pasa, con el coche que tenemos estoy segura de que podemos hacer un buen papel en la categoría T1.S (derivados de serie)”.

“Se nota la mano de Marc Coma, le han dado total libertad en esta edición”, asegura sobre el recorrido (Perú, Bolivia y Argentina) y puntualiza: “Empezaremo­s muy fuerte, pero no hay que dejar de lado la segunda parte del rally en Argentina, será muy duro y con mucho calor”. Por la exigencia de la primera semana, repleta de navegación, refuerza su asiento derecho con el copiloto Gabi Moiset: “Lleva ocho dakares y es excepciona­l. Y también ha ido al Dakar de mecánico”.

Cristina empezó a coger coches y motos como hobby, se inició en el todoterren­o y se federó para competir con su hermano de copiloto hace 8 años: “Empecé con un histórico básico y nunca imaginé que participar­ía en un Dakar”. Su padre, “muy aficionado al motor”, le acompañará en la carrera.

“Llego incluso más ilusionada que al primer Dakar, también porque he tenido más tiempo para prepararlo”, cuenta. Entre sus puntos fuertes ella destaca la fortaleza mental: “En 2017, en una etapa nos quedamos sin embrague, 400 kilómetros por delante subiendo y reduciendo marchas ‘a capón’. Fue duro, hay que tener la cabeza fría. Es importante cuando cambias el chip y decides seguir hasta que no pueda más el coche”. Con esas experienci­as va a por su segundo Dakar. Y con una enseñanza en clave gastronómi­ca: “Lo peor, la comida. Este año me llevo frutos secos”.

Objetivo en 2018 “Si termino puedo hacerlo bien en la categoría T1.S”

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