AS (Galicia)

Dakar-WRC: dos formas distintas de copilotaje

Diego Vallejo explica su trabajo en el asiento derecho del Ssang Yong Tivoli DKR. “El ritmo no tiene nada que ver”, dice quien estuvo al lado de Dani Sordo en el Mundial de Rallys

- JESUS BALSEIRO EL REPORTAJE

Copiloto de rallys desde 1989, Diego Vallejo ha pasado por casi todos los estamentos en el asiento derecho de un coche de carreras. Ha competido en el Nacional y el Mundial, con su hermano Sergio forma una de las parejas más icónicas de los tramos en España y llegó a acompañar a Dani Sordo en el Mundial de la especialid­ad con Citroën en 2010. El gallego afronta su tercera participac­ión en Sudamérica tras las de 2013 (con José López Rivas) y 2016 (con Rubén Gracia). Acabó ambos y en 2018 regresa con Ssang Yong y el madrileño Óscar Fuertes. Nadie mejor que él para explicar las diferencia­s en su trabajo como copiloto.

Ritmo. “Sólo se parece en que son carreras de coches y en que el método es el mismo: ser profesiona­l, llevar buen material y conocer bien la mecánica. Pero el ritmo no tiene nada que ver, quizás en la cabeza se corre más que antes, pero sigue ganando el de siempre (Stephane Peterhanse­l). A veces es muy duro para un piloto de rallys ver que te van pasando por ser conservado­r. Pero si sabes aguantar, yo he visto a muchísima gente que nos pasa y a los pocos kilómetros, o dos días después, se quedan tirados”.

El margen. “Si tú al final del día has tenido cinco sustos importante­s es que tienes que poner más margen. Si has hecho el día sin sustos, igual puedes reducir el margen. Hay que ir controland­o, una piedra te deja fuera en nada. Allí ves lo fácil que es quedarte fuera el primer o el segundo día”.

Navegación. “El roadbook del te dice el rumbo y con flechas te marca el giro, pero es secreto hasta el día anterior a la etapa. En el Mundial de rallys y el Europeo puedes hacer hasta dos pasadas a cada tramo antes de competir. ¿Notas? Yo a Óscar le digo el giro del volante por horas, como si fuera un reloj. Un giro de noventa grados a la izquierda serían las nueve”.

Mecánica y averías. “En un rally la avería que puedes tener tiene que repararse rápido y cada dos tramos hay asistencia. En todoterren­o, aunque sea una reparación más larga puedes seguir manteniend­o una buena clasificac­ión porque el tramo es de 400 kilómetros. Cuando estaba con Sordo en Citroën tardábamos un minuto y veinte segundos en desabrocha­rnos el cinturón, cambiar un neumático y volver a atarnos, eso se entrena. En el llevamos un palier, un motor de arranque, un alternador, un brazo delantero de la dirección y un brazo de suspensión. También filtro de gasolina, de aire o hay quien lleva amortiguad­ores… eso en los rallys es algo que no llevas, que no es necesario como sucede en el Dakar”.

Dureza. “A veces piensas que qué pintas ahí, que ojalá no hubieras ido a una carrera tan dura como es el Dakar por todo lo que sufres. Pero otros momentos son imposibles de describir y de pagar con dinero, unas vistas, unas vivencias que te marcan de por vida. Hay un antes y un después de haber disputado un Dakar”.

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De los primeros 500 metros del tramo de Canencia en el Rally de Madrid anotando el grado de las curvas o la distancia con un cambio de rasante a una hoja del roadbook del Dakar que abarca 7 kilómetros. DIFERENCIA­S. Vallejo fue copiloto en el WRC y...
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