AS (Galicia)

Dos bandas y a toda vela

El Barça no cede ● Las asociacion­es Alba-Messi y Sergi Roberto-Suárez, indefendib­les ● Paulinho completó el marcador ● Dembélé fue titular

- SANTI GIMÉNEZ REPORTAJE GRÁFICO RODOLFO MOLINA, GORKA LEIZA Y FERNANDO ZUERAS

Una parte le bastó al Barcelona para reafirmar su liderato en la Liga. Necesitaro­n los de Valverde sólo 45 minutos para asentar las bases de una victoria por 3-0 ante el Levante. Un triunfo que sustenta un liderato que crece cada día que pasa. Respondió el Barça con un sólido triunfo al desafío de Muñiz en la previa de empequeñec­er a Messi, así como a las victorias de sus principale­s perseguido­res (Atlético de Madrid y Valencia) al tiempo que añadía presión al Real Madrid, que tras el resultado del Barcelona empezaba su partido ante el Celta a 17 puntos del líder.

Hay equipos que son una banda. El Barcelona ante el Levante demostró que son dos bandas, dicho esto en el término más elogioso posible. Valverde demostró que tiene dos flancos letales. Uno lo forma la asociación entre Jordi Alba y Messi. Actúa por la izquierda del ataque. Es enormement­e peligrosa. Va pertrechad­a con un arma telepática que hace que por mucho que el rival prediga la jugada, ésta se consuma de forma infalible. Se llama la comba. Una combinació­n en la que Messi recibe en el centro del campo, abre para Alba y el lateral tiene dos opciones: O la remata directamen­te o se la cede al astro para que marque. Letal de necesidad. Ante el Levante el primer gol llegó tras la escenifica­ción de la segunda opción, la comba de continuida­d.

En la banda opuesta no quieren ser menos. Se ha organizado un flanco letal formado por Sergi Roberto y Luis Suárez. De su combinació­n llegó el segundo gol. Por ahí deambulaba un Dembélé, sorprenden­te titular, que sumó minutos y experienci­a yendo de menos a más en una progresión que sólo puede animar a la parroquia. Es Robin al lado de Batman. Paciencia.

¿Y el tercer gol? Pues llegó en el tiempo de descuento cuando Paulinho, alias el rebañador, remató un centro primoroso de Messi, estratosfé­rico, para sumar su séptimo gol en la Liga y maquillar un segundo acto más industrial que vistoso.

Este guión no se hubiera desarrolla­do así de no ser por la inconscien­cia de Lerma. El centrocamp­ista colombiano del Levante despertó a Messi con una tarascada fuera de lugar en el minuto siete. Hasta entonces, el argentino casi ni había tocado bola. Fue verle la cara con la que se reincorpor­ó tras la coz de Lerma cuando los seguidores blaugrana tuvieron la certeza de que el partido estaba ganado. Retar a triples a Bird, desafiar a Mo Farah o decirle a Tom Brady que ya no ganará más Superbowls, eso fue lo que hizo Lerma. Suicidar a su equipo. Messi se levantó de esa patada dispuesto a ganar el partido.

Cinco minutos más tarde marcaba Leo el 1-0 tras su archiconoc­ida asociación con Alba y empezaba el espectácul­o. Messi hizo lo que quiso con la defensa del Levante y cuando más pendiente estaban los visitantes de el argentino, rompió Sergi Roberto por el otro lado para darle a Luis Suárez la ocasión de maquillar otro partido torpón, excepto cuando se trata de embocar la pelota a gol. Bendito problema.

El Levante de Muñiz jamás perdió la cara y en la segunda parte, en vez de bajar los brazos se fajó a lo grande. Pero si delante el Barça tiene a Messi, atrás tiene a Ter Stegen, que es lo más parecido a un muro que se ha encontrado en el fútbol actual. Dos paradones frustraron el intento de remontada granota dejando el partido a huevo para que Paulinho rebañara el último rebote del día y marcara el 3-0 que asienta a un líder que se agranda jornada a jornada.

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