Europa ya está en el horizonte
Después de un comienzo de temporada realmente irregular, con un juego tan vistoso como poco efectivo, el Celta se acostumbró a estar en la zona templada de la clasificación. Sin ver el precipicio de cerca, pero con el miedo a descolgarse definitivamente de la pelea por Europa. El equipo vigués consiguió no desengancharse de ese grupo y ahora, tras un buen acelerón (diez de los últimos doce puntos) ya está a rebufo. O incluso ya en el puesto deseado. Porque, a la espera de quien gane la Copa, todo hace indicar que el séptimo clasificado estará el próximo año en la Europa League. Unzué ha conseguido campear el temporal del comienzo, varió alguna idea inicial y ahora tiene la máquina casi perfectamente engrasada, aunque todavía quedan varios aspectos por corregir.
El talón de Aquiles de este Celta es el juego sin balón. Cuando los célticos tienen que defender, sufren mucho, tanto por los costados como por el centro. Y el problema es que Unzué no acaba de encontrar la pareja de centrales idónea. Ayer volvió a cambiar, apostando esta vez por Sergi Gómez y Roncaglia. Ambos estuvieron correctos, pero falta complicidad, entendimiento... Y eso sólo se consigue con minutos. Si el técnico navarro quiere una pareja fiable, deberá hacer una apuesta definitiva y darle partidos, aunque fallen en alguno de ellos. No hay otra manera de conseguir estabilidad defensiva. Y es que si el Celta consigue ser más seguro atrás, podrá aspirar al objetivo que se proponga, porque arriba la pólvora es infinita. Maxi es sinónimo de gol y Aspas es, como bien dijo Segurola, el Messi de los pequeños.