“Suerte que la llama era joven, pude hacerme mucho daño”

■ Sí, había que preguntar por el incidente de la llama. En la octava etapa, Uyuni-Tupiza, acababa de comenzar el tramo cronometrado cuando el animal se cruzó por la pista… el atropello casi provocó un incidente mucho más grave en este Dakar de lo que resultó para Laia Sanz.

Lo relata ella: “Me asusté mucho porque era el principio de la etapa. Cuando hay llamas van en grupo, las ves y las vigilas. Debía ser el kilómetro 12 de la especial y era una pista de rodar a 130 o 140 kilómetros por hora. Y de golpe se cruzó una llama. Frené un poco, pero la llama se quedó ahí y llegó el golpe”.

Mientras narra el suceso repite varias veces la palabra suerte: “Suerte que no se metió en la rueda, suerte que di de forma lateral, suerte que salió volando y yo rompí algún plástico de la moto y el radiador torcido, pero poco más. Y suerte que la llama era joven, si no me hubiera caído y podría haberme hecho daño”.

Pero aquel incidente, dos caídas y un pequeño problema con el combustible al inicio del rally (en la segunda etapa su moto sólo consumía gasolina de medio depósito por alguna obstrucción) completan su pequeña lista de problemas durante el Dakar. “Nada grave”, dice ella, orgullosa tras conseguir su segundo mejor resultado de siempre en esta carrera tras el noveno puesto en la clasificación general de 2015.