Doncic y un Tavares enorme imponen su ley
El pívot hizo 14 puntos, 9 rebotes y 4 tapones sin jugar el acto final
Poco antes del partido Laso decidió incluir en la convocatoria a Thompkins, que era duda con un problema estomacal, y posponer el regreso de Randolph. Quien sí volvió tras un partido ausente fue Doncic, y a gran nivel. Tavares resultó un muro para el Efes.
Aestas alturas ya hay equipos que saben que no irán más allá, que los cuartos quedan fuera de su alcance. Uno de ellos es el colista, el Efes, que vive un segundo curso dentro de la misma temporada, pero ya enfocado a Turquía. Y quizá eso se notara en la segunda parte. Nuevo entrenador (Ataman por Perasovic) y nuevos refuerzos (Douglas y Dragic) que se unen a los jugones que ya estaban (McCollum, Simon...). Y el mérito del Madrid fue aplacarlos a todos, muy sólido como grupo. Una roca. Apenas encajó 68 puntos (30 al descanso) y forzó al rival a lanzar con porcentajes muy pobres. Arrasó en el rebote (46 a 34) y no dejó de circular bien el balón mientras que Tavares y Doncic imponían su ley.
El efecto Tavares sigue en plena efervescencia y eleva al Madrid a otro nivel. No jugó en el último cuarto y aun así acabó con 14 puntos, 9 rebotes, 4 tapones y 25 de valoración. En la primera parte destrozó a Dunston, elegido dos veces mejor defensor de la Euroliga, y a todo el Efes. Por cada gorro que ponía, cambiaba otros tres tiros. En la reanudación, Ataman optó por arrostrar la amenaza con Derrick Brown, un interior muy exterior, y con un pívot triplista como Motum. Dio igual, Tavares encontró incluso así su lugar. Aguantó el tipo atrás lejos del aro (10 puntos de Brown entonces) y demolió al rival en ataque con su superioridad física.
La esperada vuelta de Randolph no se produjo. A media tarde Thompkins mejoró de sus problemas estomacales y Laso optó por incluirle en la convocatoria y posponer la vuelta de Randolph. Le vendrá bien sumar más entrenamientos con el grupo antes de volver al ruedo, porque el Madrid lo va a necesitar. Ya la semana pasada, con la enfermedad de Doncic, el equipo mostró síntomas de fatiga.
El base esloveno pidió, asfixiado, el cambio en el segundo cuarto. Acumulaba nueve minutos del tirón por las dos faltas rápidas de Campazzo. Se sentó, apenas 200 segundos para recuperar el aliento, y tuvo que volver a escena porque Randle no podía contener a sus pares. Y si algún adjetivo se ganó ayer el Madrid, fue el de equipo serio. Sin alardes pero con una pila de cosas bien hechas.