El debate sobre la irregularidad

Tras el desastroso partido de Butarque,a Unzué le volvieron a preguntar por un término que a él parece incomodarle, la irregularidad. El navarro se posicionó en contra de esa palabra para calificar la temporada del Celta y justificó su respuesta. Según él, un equipo es irregular si alterna cuatro o cinco partidos buenos con cuatro o cinco partidos malos. La teoría no sirve, según su criterio, para un equipo que ofrece siempre arena después de la cal. Alternar un partido bueno con otro malo no es sinónimo de irregularidad en el diccionario de Unzué. Y digo yo, ¿cuál es la diferencia? Este equipo es capaz de lo mejor y de lo peor en un intervalo de siete días. Goleó a la mejor plantilla del Sevilla en muchos años y perdió ante un Leganés que caminaba con apatía en estos últimos metros de LaLiga. Difícil de comprender.

No sé si por premiar a los héroes del gran partido contra el Sevilla o porque creía que era lo mejor para esta batalla, Unzué decidió dejar a Maxi Gómez en el banquillo. Lo hizo por primera vez en la temporada y apenas unas horas después de afirmar que no entendía el debate que existía con el uruguayo a raíz de que Aspas firmase otro hat-trick en ausencia de su habitual pareja de baile. El caso es que la jugada le salió mal. A su favor hay que decir que rectificó pronto, en el descanso. Eso sí, señaló al más débil, a Brais, que no estaba siendo de lo peor. Luego apostó por el rebelde Mor y un centrocampista defensivo, Radoja. No es la primera vez que lo hace, pero cuesta entender que el serbio sirva de revulsivo cuando necesitas atacar. Y en el banquillo estaba Jozabed, que ahora está marginado.