El futuro en juego bajo presión total

El sportinguismo soñaba con el ascenso directo --aún no perdido de forma matemática-- después de una racha histórica de casi tres meses sin perder un solo partido. Sin embargo, el sueño parece haberse esfumado y se ha convertido en pesadilla en solo tres semanas. Tiene pinta ya de pesadilla porque el temor ahora es que la mala racha se prolongue hasta la promoción y el final acabe siendo dramático. Así es el fútbol. No obstante y pese a la adversidad, hay que seguir creyendo en este Sporting de Baraja, al que muchos rivales le siguen poniendo la vitola de ‘grande’ en la categoría y ‘favorito’ en las apuestas de cara al ascenso, aunque no sea directo. Pero conviene no pecar de confiados en una competición presidida por la igualdad desde temporadas atrás. Los resultados de cada jornada son prueba de ello.

Rubén Baraja se enfrenta a una situación difícil como entrenador: recuperar anímica y físicamente, casi sin tiempo, a un equipo con claros síntomas de cansancio en esos dos aspectos. La fortaleza, el poderío y la clase se deben demostrar desde ahora en dos jornadas no aptas para corazones débiles. El equipo necesita un punto para asegurar el playoff y cuatro para amarrar la tercera plaza. Dicho esto, sin restar méritos y elogiando lo realizado por el Sporting durante esos meses, conviene recordar que no es lo mismo recuperar a un equipo en mitad de la competición, con margen de error y meses de trabajo por delante, que hacerlo bajo presión total y sin tiempo para rectificar. En tres meses se tocó el cielo, en solo tres semanas se bajó del pedestal y, ahora, en otras tres está en juego el futuro.