Suecia logra el pase con una victoria contundente
México se clasificó gracias al triunfo de Corea del Sur
En Ekaterimburgo, donde los bolcheviques consumaron su revolución, Suecia dio el golpe de Estado y México murió y revivió. Augustinsson, Granqvist y Álvarez, en propia puerta, casi ocasionan otro terremoto en México, uno de lamentos y sollozos. Al final, el Tri sigue vivo; herido, pero vivo.
Janne Andersson supo que la mejor forma de torturar a México era llevar el juego a las alturas y al fango. La pirueta de Berg, el casi gol olímpico de Augustinsson, mal congénito del fútbol mexicano, que nunca ha aprendido a blindar su espacio aéreo. Con el Tri refugiado en el subterráneo, sólo el zurdazo de Vela fue la luz. Después, Forsberg, en las narices de Ochoa, elevó su tiro a los Montes Urales.
México se sacudió el nervio, con Herrera y Vela en la batuta, pero Suecia no dejó el plan. Entonces, Chicharito pescó con el antebrazo derecho una pelota que el argentino Pitana, pese al auxilio del VAR, no juzgó como ilegal, para indignación escandinava. La jugada tuvo secuelas, pues
Suecia encontró inspiración en el agravio: otro doble ataque aéreo Lustig- Ekdal obligó al vuelo de Ochoa.
Acierto sueco. El receso no alivió al Tri, que volvió al campo en estado catatónico. Suecia cargó las metralletas y enfiló a los mexicanos en el paredón. Claesson pifió pero Augustinsson anotó pese a la resistencia de Ochoa. Forsberg tiró alto como preámbulo a la entrada de Moreno sobre Berg; Pitana compensó a Suecia. Granqvist, defensa goleador, prendió fuego desde el penalti. El autogol de Álvarez transfirió la atención al Corea- Alemania e instaló la histeria. El Tri jugó sin alma, con calculadora en mano, y pasó los últimos minutos entre padrenuestros. El gol de Kim en Kazán, gracias al VAR, se celebró por todo lo alto en Ekaterimburgo y en México, que vive otro día para contarlo.
Sin color Los suecos hicieron su partido y sólo Vela inquietó a la portería de Olsen