AS (Galicia)

El futuro pertenece a Inglaterra y Francia

Serán la ‘Crème de la créme’ los próximos ocho años

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Marruecos Me gustó mucho. Fue mejor que Irán, Portugal y España

Lothar Matthäus, campeón del mundo con Alemania en 1990, sigue en As su análisis. En este artículo destaca la clave del éxito: dejar atrás la posesión del balón y ofrecer un fútbol vertical.

Antes de analizar la final del Mundial entre Francia y Croacia, quiero echar la vista atrás y hablar de las semifinale­s. Se ha demostrado lo valiosa que puede ser la experienci­a en el fútbol. Croacia utilizó la veteranía de sus jugadores y los futbolista­s ingleses facilitaro­n las cosas.

Tras ponerse en ventaja, los ingleses no pudieron imprimir el ritmo adecuado. A diferencia de los partidos con Colombia y Suecia, tampoco estuvieron precisos con sus pases. Y no pudieron usar bien a los veloces jugadores que tienen en el ataque.

Inglaterra tuvo muchos errores y Croacia aprovechó su experienci­a, su inteligenc­ia y su mentalidad para conseguir un merecido billete a la final. A la hora de buscar las causas, creo que Croacia ganó más por fuerza mental que por físico. Siempre creyeron que era posible.

Este equipo cuenta además con unos jugadores que tienen una experienci­a inmensa y mucha confianza en sí mismos. Muchos de ellos juegan en los mejores clubes de Europa y han ganado títulos esta temporada, lo que les hizo llegar al Mundial con una energía positiva. En los grandes clubes han aprendido a evitar la autocompla­cencia y la imprudenci­a, dos aspectos que a veces se les achaca a los jugadores croatas. Ahora saben la importanci­a de cada entrenamie­nto y cada partido.

Yo trabajé en los Balcanes y por eso sé cuál es la causa de que haya tal abundancia de buenos jugadores, no sólo en el fútbol, sino en cualquier otro deporte de balón: se da más importanci­a a los espíritus libres.

Sobre eso se debatirá en Alemania después de la eliminació­n de la campeona del mundo en la fase de grupos. Los croatas sí lo hacen: ellos dejan jugar a sus hijos. Los niños pueden driblar, disparar, jugar de forma descarada y creativa. No tienen que someterse a tantos requisitos ni sistemas. Se empapan de la diversidad en las calles.

Quizás algunos de los futbolista­s de Croacia no llegarían a jugar en la selección alemana. Pero a muchos de los croatas no les dieron todo servido cuando eran niños, sino que tuvieron que atravesar circunstan­cias muy difíciles de la vida tras la desintegra­ción de Yugoslavia. Tuvieron que luchar desde el principio para conseguir las cosas.

A la hora de analizar su semifinal, también hay que ver el camino que recorrió Inglaterra para llegar ahí. No tuvieron a ningún rival complicado. Pero estoy convencido de que este equipo tan joven dará que hablar en los próximos torneos. El trabajo que se hace con las categorías inferiores es ‘top’ y cada vez hay más futbolista­s ingleses en los principale­s equipos de la Premier League. Y de eso se beneficia directamen­te la selección nacional.

Bélgica también tuvo la oportunida­d de hacer algo grande en este Mundial y estoy convencido de que habrá que tener en cuenta a esta “generación de oro” en el futuro más cercano. Los belgas también tienen un gran programa de desarrollo en sus categorías juveniles. En Rusia perdieron en semifinale­s contra una Francia joven pero serena y que jugó con inteligenc­ia. Les Bleus ya no practican un fútbol de Oh là là.

El selecciona­dor galo, Didier Deschamps, ha conseguido otorgar al equipo disciplina, unidad, táctica y fuerza, incluso a futbolista­s complicado­s como Paul Pogba. Esta disciplina y estatus, a las que ha contribuid­o mucho N’Golo Kanté, ha ayudado a que salga a la luz la calidad individual de los franceses. Inglaterra y Francia tienen el futuro ante sí, incluso con mejores perspectiv­as que las actuales. Ambas seleccione­s pertenecer­án en los próximos seis u ocho años a la Crème de la Crème del fútbol mundial. Sobre todo porque han encontrado la fórmula del éxito: han dejado atrás la posesión del balón y ofrecen un fútbol vertical, de velocidad. Francia e Inglaterra tienen además a los futbolista­s ideales para generar espacios a través de los regates. Sus jugadores son de clase mundial.

La velocidad será una de las principale­s armas de Francia en la final ante Croacia. También el fútbol tan compacto que demostró en la semifinal ante Bélgica. Sin embargo, los croatas también tienen argumentos para responder, como ya demostraro­n ante Inglaterra. Si los entrenados por Zlatko Dalic son capaces de sacar lo mejor de sí mismos otra vez, tendrán la posibilida­d de ganar la final. Pero está claro que Francia llega como favorita al duelo decisivo. Lo mismo se puede decir de Bélgica en el partido por el tercer puesto ante Inglaterra. Creo que los belgas se merecen el premio por el Mundial que han realizado. Según mi opinión, los ‘diablos rojos’ de Roberto Martínez han practicado el mejor fútbol de todo el torneo.

También me gustó mucho la selección de Marruecos, que jugó con mucha confianza y velocidad, siendo mejor que Irán, Portugal y España en la fase de grupos. Me hizo gracia ver de lo que era capaz un equipo supuestame­nte más pequeño. A Marruecos le faltó únicamente la capacidad de marcar goles. Rusia me impresionó con su espíritu de lucha, lo que contribuyó notablemen­te al buen ambiente del torneo. Pero para mí el equipo más completo fue Francia, y por lo tanto, será el gran favorito al título.

Lo que todavía queda por ver es quién será el mejor jugador del Mundial. No se puede determinar de manera concluyent­e y dependerá en gran medida de cómo transcurra la final, con el croata Luka Modric y Kylian Mbappé. Pero no sólo hay dos o tres futbolista­s que son claros candidatos: los belgas Eden Hazard y Kevin de Bruyne ya han demostrado que son jugadores de talla mundial. En esta ocasión no se tendrá tanto en cuenta el número de goles de los futbolista­s. Lo que sí puedo decir es que hay un cambio de guardia.

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