El Huesca se abona a los golazos con Chimy Ávila
El Athletic se durmió con 2-0 y le empató el debutante
Un golazo de época de Chimy Ávila sacudió las entrañas de un Huesca que sigue siendo un equipo respondón en su humilde estreno entre los grandes. Controlar el balón como lo hizo el argentino, que se levante esa bola para añadir otro brochazo a la obra de arte y girarte sobre todo el cuerpo para empalmar y marcar a media altura solo está a la altura de los más grandes. Fue el empate, que sucedía a otro tanto lleno de virtuosismo de Miramón, entre un bosque de piernas.
Los debutantes se atragantan en San Mamés. El Athletic de Berizzo nació en pretemporada con el objetivo incuestionable de divorciarse del cercano de Ziganda. Y lo va logrando centímetro a centímetro, pero hay algo que le mantiene con ese árbol genealógico: no sabe acularse. Para empezar, tiene las mismas fases de juego plomizo que el grupo del año pasado y si con un 2-1 se esconde guardando el botín, siempre le viene el lobo a comer el rebaño. Falta encajar las piezas y huir de contemplaciones en los despejes en la frontal del área cuando el choque languidece. Tras el 2-0, se evaporó y con el 2-1 no supo gestionar la moral que tenían los altoaragoneses.
El partido salió del paritorio como un hermano gemelo del amanecer de la temporada, una semana antes ante el Leganés: cierta efervescencia local de inicio, con suma intención, pero tras esa espuma, el pulso fue cayendo en la desidia. Al menos Williams fue amado por la gente.