AS (Galicia)

El Barcelona declara el estado de optimismo demoscópic­o

- SANTI GIMÉNEZ @acaradeper­ro

Optimismo demoscópic­o. Bartomeu ha decretado el estado de optimismo demoscópic­o. La directiva ha preguntado al pueblo y la conclusión es clara: despejen Canaletas, que esto es una juerga. Las cosas en Can Barça van de maravilla. Un 7,5 saca de nota la directiva a tenor de una encuesta entre la parroquia culé. Y si la encuesta te la explica

Josep Vives, pues todo es ambrosía. El portavoz del club es admirable en la dicción, se hace el nudo windsor como nadie, en la hora decisiva de un naufragio no perdería las formas, tras el hundimient­o de la nave saldría a flote peinado, con el pañuelo de seda perfectame­nte doblado en el bolsillo superior de la americana y recordando el nombre de pila de todos los pasajeros. Ojalá mi historia la explique Vives.

‘E la nave va’. Celebro que las encuestas sean tan positivas. No me queda más que sumarme a la ideología Fellini, ‘E la nave va’, pero hay algo, como diría otro italiano, el comisario Moltalbano creado por Andrea Camilleri (que reconoció que creó el personaje para honrar al culé Manuel Vázquez Montalbán) que no cuadra. Vamos a ver.

Datos. Según la encuesta, socios y simpatizan­tes están más que felices. Desde fuera, la gestión se puntúa como notable a pesar de que el Real Madrid sume tres Champions seguidas y que el Palau sea la Galia del barcelonis­mo. Pero el problema está dentro. ¿Cómo puede ser que en un club tan estupendo haya un récord de dimisiones en la cúpula? En los últimos años han renunciado al cargo tres vicepresid­entes (Vilarrubí, Monje y Arroyo), se ha descabalga­do a dos directores deportivos (Zubizarret­a y Robert), Luis Enrique se negó a renovar y Albert Soler dejó de ser el hombre de confianza del presidente de una entidad que devora a un director de comunicaci­ón cada 10 meses. Sin contar los ejecutivos que se han ido al Mónaco, la Juventus o el Arsenal. Sería fabuloso que la encuesta del observator­i se hiciera entre los trabajador­es del club en vez de entre los aficionado­s.

La fuerza de Messi. Si después de esas Champions blancas seguidas, el lío del Seient lliure, un expresiden­te en la cárcel, otro que ya ha salido, el fichaje de Neymar que aún se está contando, el basket en demolición y las camisetas espantosas de Nike siguen sacando notable es gracias a Messi.

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