Villarreal y Valencia se abonan a la mediocridad
Derbi sin brillo que acentúa la crisis de ambos equipos
Hay puntos que saben a gloria. Puntos que huelen a consolación. Puntos de sutura y verdaderos puntazos. Este derbi lo que regaló fueron puntos de impotencia y de preocupación. Ni Villarreal ni Valencia fueron acreedores a la victoria con las señas de identidad que tenían patentadas y, lo peor, demostraron que su arranque de temporada no es casual, sino la consecuencia de varios males que necesitan urgentemente solución: jugadores fuera de forma, fichajes de fogueo y un estado anímico sombrío.
De partida, ante las dudas y los malos resultados, la solución fue apostar por la contención en lugar del vértigo y, así, los jugadores con más músculo aparecieron en primera línea quitando foco a los artistas. No es casualidad que Calleja haya experimentado dos veces seguidas con Funes Mori en medio campo o que, con empate y uno más, prescindiera del mejor: Fornals. Ni tampoco es anecdótico que Diakhaby saque de plano a Rodrigo o a Guedes. Villarreal y Valencia están lejos de lo que fueron y de lo que se espera. Por eso el derbi de la ansiedad lo fue también del aburrimiento. Parece que jugar a 31 grados afecta más de lo estudiado.
De las pocas noticias que llegaron desde las áreas, todas las protagonizó el Villarreal en el primer tiempo. Bacca tuvo la ocasión más clara (28’) pero, incomprensiblemente, se hizo un nudo en las piernas al rematar. Álvaro, ya al filo del descanso, tuvo otra de cabeza. Calleja y Marcelino se vieron obligados a mover la coctelera. Y el partido se agitó. Sobre todo porque Parejo vio la roja en el 58’ por enseñar los tacos a Funes Mori y debido a que Marcelino siguió el mismo camino por mostrar el colmillo a Jaime Latre, en la que es la décima expulsión de su carrera. Aun así, Guedes y Cheryshev casi marcan. El Villarreal pareció no saber que tenía uno más e incluso arriesgó con la idea de tener uno menos (patadón de Mario). Los revulsivos no aportaron nada nuevo. Con este panorama el resultado no podía ser otro. Un punto por barba. Ni de justicia ni de esperanza. Más bien de mediocridad.
Hubo polémica Parejo vio la roja (58’) y 10ª expulsión para Marcelino