Mohamed es cuarto y hay dudas

Si un turista visita Vigo estos días, después de ver que el Celta finalizó la quinta jornada en cuarto lugar, no entenderá las dudas que genera el proyecto de Antonio Mohamed. Yo, particularmente, tampoco. Es cierto que se han abierto heridas del pasado, como la incesante fragilidad defensiva, pero ser agoreros a estas alturas de campeonato y con el equipo en puestos de Champions, me parece una autoexigencia tan desmedida como insana. Claro que hay margen de error y que la avería en retaguardia es importante, pero nada irreversible. Es más, veo más motivos para soñar que para caer en la depresión. El ataque sigue siendo una joya de muchos quilates y al centro del campo han llegado futbolista de enorme progresión, como Beltrán, Okay o Jensen, al que todavía falta por ver en acción.

Si nos remitimos a la parcela defensiva, es cierto que hay problemas que solventar. Pero recuerdo que hace pocas semanas este Celta secó a uno de los mejores ataques del mundo, el del Atlético de Madrid. Griezmann, Costa y compañía fueron meros espectadores en Balaídos porque enfrente tuvieron un buen cuerpo de seguridad. Araújo y Alonso todavía deben aclimatarse a LaLiga, Cabral y Roncaglia cada vez van a sentirse más cómodos, Hugo Mallo es una garantía y Costas puede crecer un mundo. Si los resultados mandan, les digo que el Celta es cuarto. Si se fían de las sensaciones, quédense con las buenas. Es un equipo en construcción que ya ha mostrado pilares de espectáculo. Si lo prefieren, pueden dudar y empezar a criticar a Mohamed. La intuición me dice que se equivocan. O no.