Kroos, ¿por qué?
De palo en palo. Vaya semanita nos hemos comido los madridistas. Derrota sonrojante en Sevilla. Empate sosote en el derbi. Y derrota tan inesperada como injusta en Moscú. Fuimos allí a buscar oro y regresamos con carbón y una frustración colectiva que está logrando rebajar lo que más ha tenido siempre este equipo: la autoestima. Por juego no se mereció semejante castigo. Tres palos lo atestiguan. Y ya van 318 minutos sin ver puerta. Pero no quiero caer en esa reflexión que nos va a debilitar si esto perdura. No está Cristiano, lo sé. El hombre de los 50 goles por año, el devorador de récords, el delantero que podía con todo y con todos. Se fue, no tiene solución. Prefiero recordarle con nostalgia desde la victoria, pero sacarle del baúl de los recuerdos desde la decepción que generan las derrotas me deja muy tocado. Ya les he dicho que hay que aprender a vivir sin Cristiano. Como me dice mi amigo José Manuel Moreno Collantes, que ha cumplido 57 años, “o arreglamos la falta alarmante de gol o vamos a pasar mucho frío”. Mucho, mucho, amigo...
Cantada de Kroos. Cuando van mal dadas imaginas que los más veteranos son los más firmes en el desempeño. Y más ante las ausencias de Ramos (en Madrid), Marcelo, Isco y Bale (lesionados) y Modric (en el banquillo). Por eso cuesta más todavía entender qué pretendió Toni Kroos en la primera jugada del partido del Luzhniki. Un pase en plan chuletilla hacia atrás que agradeció Vlasic, el hermano de la bicampeona del Mundo de altura (como nos recordó Dani Garrido en el Carrusel), sirvió para que Keylor encajase un gol antes de ajustarse los guantes. Kroos no sabía dónde mirar. Su chorlitada tuvo un precio muy alto...
Reguilón, crack. De las notas más refrescantes dentro de un partido para el olvido. Debutó en partido oficial Sergio Reguilón. Un canterano ejemplar. Madrileño de sangre zamorana (su padre es de Molacillos y su madre de Piedrahita de Castro), que supo hacerle la mili futbolística en Logroño para ganarse el derecho a volver a la casa de sus sueños. Por fin tuvo su bautizo. Y fue de los mejores. Se merece más minutos el chaval. Además, a él no se le ocurren genialidades suicidas...
Marianooooo. Los minutos que estuvo en el césped el de Premià de Mar fueron una pesadilla para los rusos. Entra de cabeza como un cañón de Navarone. Pura potencia, salto descomunal, golpeo firme. Un ‘9’ en estado puro. Su brutal testarazo al palo mereció el mayor de los premios. Una auténtica lástima.
Un cumple amargo. En una noche tan complicada quiero acordarme de mi hijo, Marcos. En este 2 de octubre ha cumplido 16 años. Y sus dientes han crecido a la misma velocidad con la que las Champions han entrado en la Sala de Trofeos del Bernabéu. Vino al mundo en el año de la Volea de Zizou y los paradones de Casillas (¡La Novena!) y sucesivamente ha ido disfrutando con la Décima (el abrazo enloquecido que nos dimos en Lisboa con el gol de Sergio Ramos no me lo quita nadie), la Undécima (disfrutó de la tanda de penaltis en la peña de Arévalo), la Duodécima (lo vio en casa, ya era rutina) y la 12+1 (cantó la chilena de Bale en El Viejo Chamartín). Su vida ha ido hilada al Madrid y sus conquistas en Europa. Quizás por eso me va a tocar enseñarle que esto no es tan fácil como parece. Le he explicado que él ha sido un niño privilegiado. Yo tuve que esperar 33 años para ver la Séptima de Mijatovic...
Seguimos en la rodada. El Madrid sacó astillas a los palos de la portería del CSKA, que no mereció tanto botín. El equipo de Lopetegui sigue ciego ante el gol. Esto es preocupante.