Cinco horas sin cantar gol
El Madrid apabulló (26 remates) pero suma 318’ sin marcar ● Desde enero de 2007, con Capello, no vivía una sequía así
EI Madrid llevaba 11 años, nueve meses y 12 días sin pasarse tres partidos oficiales sin ver portería hasta que le frenó el CSKA de Akinfeev, un portero que ha recibido gol en 45 de sus últimos 47 partidos de la Champions... No le pasaba al Madrid desde enero de 2007, con Capello a los mandos.
Gracias a su habitual potencia de fuego, el Madrid suele convertir sus despistes atrás en pecados veniales. Uno podría haber sido esa frivolité de Kroos en el minuto 2 que costó la derrota en el Luzhniki. O aquello de Marcelo en la Supercopa de Tallin. Pero el Madrid languidece en ataque: apenas 17 goles en 10 partidos (1,7 de promedio). Con Zidane, el año pasado, ese promedio era de 2,39.
En el Madrid llevan intentando camuflar el elefante en la habitación, esa expresión anglosajona para referirse a una verdad incómoda ante la que se mira hacia otro lado, que es con Bale y Benzema no se cubre lo que aportaba Cristiano (en concreto, el 40% de los goles).
El francés suma seis partidos sin un remate entre los tres palos (en Moscú se acercó, al menos, con uno al larguero) y se le vio encantado de dejarle el área a Mariano cuando éste entró. Bale ni viajó a tierra moscovita. Horas antes de que el Madrid se estrellase ante las maderas de Akinfeev, la resonancia decía que el galés no tenía ninguna lesión...
Heridas. Así que Benzema aglutinó las miradas. “El gol va por rachas, ahora, igual que el equipo, Karim no acierta...”, le defendió Lopetegui. El vestuario, por su parte, se alivió con referencias a la mala suerte (“Faltó poco...”, se lamentaba Mariano) pero Keylor no se puso la tirita al ser preguntado por Cristiano: “No se puede tapar el sol con un dedo...”.
El equipo blanco apabulló al CSKA en acaparamiento de balón (un 69% de posesión), en remates (26) y pases (589). Pero el Madrid recordó, por momentos y de manera dolorosa, al calvario que vivió la Selección en el Mundial, en el mismo estadio y ante el mismo portero. Una crucifixión por exceso de horizontalidad, aquella, pero a Lopetegui no le quedará ni el consuelo de los postes. Son 318 minutos sin marcar (desde el de Asensio al Espanyol) y se asoma a aquel registro negativo de Capello. Fueron 351 minutos hasta que Van Nistelrooy tumbó al Zaragoza (1-0). Este sábado, en Mendizorroza y ante el sorprendente Alavés, el Madrid se sentará en el diván del gol.