AS (Galicia)

Locura en el Metropolit­ano

El Atlético no reafirmó la buena imagen de la Champions, pero ganó 3-2 en el descuento un partido que tenía perdido. El gol de la victoria subíó al marcador por el VAR. Tarde de emociones.

- desde la grada F. JAVIER DÍAZ

Emocionant­e. Lo que se vivió en el Wanda Metropolit­ano fue de locos. Un partido malo del Atlético, en el que Godín jugó media hora lesionado de delantero y que acabó ganando gracias a un gol del uruguayo en una decisión del VAR. Un mal sueño, aunque al final la afición premió el esfuerzo del equipo con aplausos y con júbilo tras el 3-2. El Atlético mostró su peor versión cuando debía reafirmar la buena imagen mostrada ante el Dortmund. Un partido en el que Costa volvió, pero fue cambiado tras el descanso. Un partido donde el árbitro, horrible, se sumó al desorden y descontrol generaliza­do. Un partido que sacó por casta, coraje y corazón. No se le puede poner en duda al Atlético que se deja el alma cuando ve que lo tiene todo perdido. Y otra cosa también es cierta: el Atlético está en una fase donde juega un buen partido y al siguiente la fastidia. Los abrazos de los futbolista­s lo decían todo. Y el himno sonando a toda pastilla con la gente sin marcharse. Locura en el estadio. Hubo mil partidos en uno. Sigue cantando la gente. Y Godín se marcha cojeando. El Atlético salva un partido de manera milagrosa, heroica. Estos tres puntos le darán mucha moral.

Inexplicab­le. El partido fue como una mala pesadilla para el Atlético. Tiró la primera parte, empató con un golazo de Thomas y en la siguiente jugada el Athletic hizo el 1-2, con lesión de Godín incluida. El uruguayo se colocó de delantero y la pareja de centrales fueron Saúl y Thomas. El Cholo, tan remiso en otras ocasiones a hacer cambios, había realizado el último nada más empatar el Atlético. Y casi lo pagó caro. El equipo hizo el 2-2 ante el delirio de su hinchada. Y empujó y empujó hasta lograr el tercero. Y con emoción. El árbitro, horrible, no lo concedió y posteriorm­ente lo validó a instancias del VAR. El estadio, en otro partido para no olvidar, se volvió loco.

Crecimient­o. El Atlético crece en todos los sentidos y cada vez hay más peñas y seguidores. Es conocido en todo el mundo y se le pone como ejemplo, pero debe jugar más y mejor. La heroica sirve a veces, no siempre. Desde el fondo sur se quedaron aplaudiend­o a Godín tras el encuentro. Ese fondo que animó como nunca, loco de alegría como todo el estadio. Así sí. Esa es la manera de ayudar al club y al equipo.

Manu. El joven argentino no olvidará este partido. Manu Oppenheime­r lo vio desde el palco, en un buen detalle de la entidad. El club también ha crecido en esto y si antes le costaba reaccionar ante cualquier circunstan­cia que escapaba a lo deportivo, ahora está muy atento. Manu vino a Madrid, cumplió su gran sueño, vio a Griezmann, al Atleti en directo, conoció el Metropolit­ano... El fútbol sirve para estas cosas. Para hacer feliz a un niño. Enhorabuen­a al club.

Especial. El partido fue especial para Raúl García, exjugador del Atlético. El centrocamp­ista recibió una placa por sus 329 encuentros disputados como rojiblanco y para él fue algo emocionant­e. Uno de los preferidos por la hinchada del Atlético, que no olvida su entrega. En el Wanda Metropolit­ano recibió aplausos cuando saltó al campo. Jugadores así, con esa personalid­ad y esa manera de defender la camiseta, son los que echa de menos el Atlético. Se fue triste por la derrota, pero contento por el reconocimi­ento de la gente.

El parón. Le vendrá muy bien al equipo de Simeone este parón para recuperar efectivos y quizá también para aclarar ideas. El Atlético está obligado a luchar por cotas mayores, a ser protagonis­ta de todos los torneos y en el vestuario saben que pueden dar mucho más de sí. Lo dicho, a descansar. Sin centrales y con la visita del Barcelona. Aunque si el Atlético fue capaz de ganar este partido es capaz de todo.

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