Rafinha se rompe la rodilla y no jugará más este curso
Será operado estos días y estará de baja unos seis meses
El Barcelona pagó bastante caro el precio del empate ante el Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano (1-1). A la lesión ya conocida de Sergi Roberto (abandonó el terreno de juego en la primera parte tras sufrir un pinchazo en la zona posterior de su pierna izquierda), se anunció ayer la grave lesión de Rafinha, que le obligará a pasar por el quirófano, dejándole un tiempo no inferior a los seis meses fuera de los terrenos de juego.
El comunicado médico que emitió ayer el club azulgrana confirmaba que el jugador sufre “una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda”, anunciando que en los próximos días será operado. Así pues, las posibilidades de buscar una solución a su futuro en el mercado de invierno se desvanecen definitivamente. Hay que recordar que el padre de Rafinha, Mazinho, aseguró públicamente que su hijo tenía que buscar una salida del club porque en Barcelona no se le valoraba debidamente y todos creían que debía jugar más. Eso sí, Rafinha, el pasado jueves, matizó a su padre y agente, asegurando que “no se ajustaba a la realidad”.
El parte Le afectó el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda
La tercera. En todo caso, lo cierto es que Rafinha arrastra un cúmulo de lesiones más que preocupantes para un jugador de su edad. De hecho, desde que sufriera aquella terrible lesión en el partido ante el Roma de Champions de hace tres años (durísima entrada de Radja Nainggolan en el Olímpico de Roma, en septiembre de 2015), donde se rompió el ligamento cruzado anterior de la pierna derecha y obligándole a pasar por quirófano y estar siete meses de baja, el jugador ha vivido un auténtico calvario de lesiones. Un curso después, el internacional brasileño, jugando contra el Granada (2 de abril de 2017) sufrió una lesión en el menisco interno de la rodilla derecha que le obligó a pasar dos veces por el quirófano. En primera instancia no acabó de solventar el problema de manera definitiva. La segunda operación ayudó a que pudiese volver a jugar casi nueve meses después. Rafinha está abonado a la mala suerte.