El Valencia se empieza a encontrar a sí mismo
El equipo ha tenido dificultades en los ataques
Mejorado. Es una certeza que este Valencia poco a poco se va pareciendo al de la temporada pasada. Su piel competitiva se ha tonificado y los resultados que tanto se le negaban van llegando. Ni el golpe traumático de la eliminación en la Champions debilita esta impresión. En el inicio estuvo muy afectado por su mínima eficacia de cara a la portería rival y por rendimientos individuales de algunas de sus referencias futbolísticas como Guedes, Parejo o Rodrigo. Entre estos dos últimos jugadores participaron directamente en 35 goles de los de Marcelino el curso anterior. El Valencia es todavía el tercer conjunto menos realizador con 11 tantos, sólo por encima de Leganés y Valladolid, aunque esta dinámica nunca se ha correspondido con una bajada evidente de su pulso ofensivo. Incluso ahora registra un remate más por partido respecto a la última Liga. Sin embargo, su media de goles ha descendido de 1,7 a 0,6. La falta de puntería y sus aprietos en los ataques elaborados ante defensas plantadas lo explican. Por momentos ha sido un equipo previsible.
Sus bazas.
El Valencia se ha recompuesto a partir de elementos identificativos del estilo de Marcelino. Fijo el 4-4-2, la recuperación se levanta sobre la efectividad de sus triángulos ofensivos y el entendimiento del renqueante Rodrigo y Mina. A través de su dinamismo, los delanteros originan espacios el uno para el otro. Uno aparece en apoyo y el otro se lanza al hueco libre. El sentido táctico de Marcos Llorente, plasmado en Roma, asumirá un compromiso mayor. La banda izquierda también vuelve a funcionar en el Valencia con Gayà en un gran estado de forma y el despertar de Guedes. Se originan asociaciones cortas entre ambos y uno de los puntas, determinantes en la recepción y en la pared. El desborde del portugués, que realiza seis regates cada 90 minutos, y la profundidad del lateral se completan mutuamente. Por eso parece lógica la titularidad de Lucas como ayudante de Carvajal.
Aceleración.
Desde el vértigo emerge el mejor Valencia. La duración media de sus ataques finalizados en gol apenas alcanza los 7,2 segundos y su promedio de pases en estas jugadas se establece en 2,6. En este aspecto resulta importante Carlos Soler. Su criterio, despliegue y estimable golpeo de balón enfocan sus intervenciones. Es costumbre verle ejecutar un movimiento de ruptura desde atrás hacia el área entre el lateral y el central difícil de interpretar para los rivales. Su capacidad interior conecta con el talento de Wass. Al danés no le ha sentado mal su sorprendente asentamiento como lateral derecho, una posición que no era desconocida para él. La audacia ofensiva del Valencia se ha acentuado.
La solvencia.
Menos dudas ha soportado el sistema defensivo del Valencia esta temporada. Su vigencia quedó demostrada esta misma semana ante la Juventus. El elogio encendido de Allegri confirmó esta realidad. “Tienen la mejor defensa de toda LaLiga“, sostuvo en sala de prensa. Con las líneas muy juntas, Marcelino insiste en combinar un empuje agresivo en algunas situaciones con una formación en bloque medio en otras circunstancias. Sólo se ven algunas grietas en ciertos desarreglos en la presión y en los envíos a la espalda de los laterales que pueden exprimir Benzema y Bale. Cristiano sí logró hacerlo.