La Real pasa de ronda con dos goles excelentes
Oyarzabal y Januzaj marcaron; el Celta tiró la Copa
Dos golazos de Oyarzabal y Januzaj bastaron a la Real Sociedad para pasar de ronda en la Copa del Rey contra un Celta con demasiados cambios como para pensar en que podía sacar algo positivo de Anoeta. Garitano demostró que la competición del KO le importa y puso un once reconocible que salió a por el partido desde el principio. El resultado final refleja lo que uno y otro quisieron, que fue lo que se vio sobre el césped, que dicho sea de paso no estaba en su mejor estado. Pero eso no fue obstáculo para los dos golazos de la Real. Y con eso a octavos, a intentar lavar la imagen repletas de decepciones coperas de los últimos años en San Sebastián.
Igual que pasó en liga hace una semana, el mensaje que se mandó desde el banquillo condicionó los primeros minutos del partido. Garitano salió con todo. Cardoso cambió todo su equipo, dejándose la pólvora en el banquillo. Once de circunstancias para seguir vivo en una Copa que no parecía interesarle. Todo lo contrario que a Garitano, que no quiso sumarse a la interminable lista de grabados coperos de la historia reciente de la Real. Y se notó. Los donostiarras fueron a por el partido, aún sabiendo que el 0-0 les favorecía. No había lugar a la especulación. Tampoco quería especular el Celta, pero con tantos cambios era difícil adivinar a qué jugaba.
Muy tarde. En ese escenario, lo normal es que la Real pasara por encima del Celta. No fue algo exagerado. Primero fue Mikel Oyarzabal, al convertir un rechace en un zapatazo imparable para Sergio. Un golazo maravilloso que voló por el cielo de San Sebastián hasta quitar literalmente las telarañas de la portería del Celta. Pero si espectacular fue el 1-0, qué decir del 2-0 de Januzaj. El belga destapó el tarro de las esencias con un zurdazo preciso al palo largo. El balón dibujó una parábola preciosa. Era el premio justo para el equipo que sí quiso la Copa y que lo demostró con hechos.
No se puede decir que el Celta se escondiera, pero ni tenía claro a qué jugar, ni sus jugadores eran capaces de conectar. Parecían fuera de lugar, y solo con algo de Emre Mor y Pione Sisto es imposible tener la pretensión de pasar de ronda. Cuando Cardoso quiso reaccionar con Aspas y Maxi era demasiado tarde.